El gobierno de Franco estaba exultante, por fin España se había subido al carro de las naciones europeas a partir de 1953 con la aparición del primer Seat, el 1200, aunque fuera con licencia Fiat, pero era un vehículo caro, alejado de las posibilidades de la economía de la media de los españoles que, mayoritariamente, se movían en Vespas, una motocicleta muy popular, de fabricación italiana.
El momento de popularizar el automóvil ocurrió cuando el genio del diseño italiano de la época, Dante Giacosa proyectó un vehículo ligero de aproximadamente media tonelada de peso y motor de no más de 700 cc, había nacido el 600.
Pronto la filial española se dispuso a fabricar este modelo, accesible para el gran público español, cuya economía había aumentado sensiblemente a partir de 1953, gracias al tratado de amistad con los Estados Unidos, que permitió al gobierno de Franco salir del ostracismo, ayudado, además, por los ministros tecnócratas.
El primer 600 apareció en el mercado en el año 1957, y fue la noticia del año porque, poco a poco, este minúsculo utilitario desplazó a la Vespa y empezó a colonizar las carreteras españolas gracias a su precio de 65.000 pesetas, aunque la red de carreteras era mínima y su mantenimiento nulo, pero todas las familias españolas ambicionaban tener uno de aquellos magníficos cochecillos que fuera la alegría de la familia y muchas, lo tuvieron.
Se llegaron a fabricar 794.000 unidades desde el momento de su nacimiento hasta el año 1973 y la causa de su muerte fue la aparición en el mercado de otros modelos y marcas de superiores prestaciones, siendo su primer competidor el Renault 5.
En el momento del cese de su producción, los obreros que lo habían fabricado durante dieciséis años, desplegaron un cartel a las puertas de la fábrica en Barcelona que ponía:
Naciste príncipe y mueres rey.
Nunca SEAT ha fabricado otro modelo tan exitoso como el 600.
