El momento de ajustar cuentas con la incoherencia presidencial, sus abultados errores de percepción y su embustera retórica llegará el día de las elecciones generales
Los zarpazos de la crisis han convertido a España en el solar laboral de las economías avanzadas. Ningún país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha perdido tanto en los dos últimos años ni se verá obligado a acometer un programa tan ambicioso de reformas en materia de empleo.
Desde el mes de diciembre de 2007 hasta la fecha, el número de desempleados en el conjunto de la OCDE fue de cerca de 17 millones de personas. De éstas, cuatro millones pertenecían a la zona euro y 2,5 millones a España.
Es decir, de cada diez nuevos desempleados en la Eurozona, seis eran españoles.
LA RESPONSABILIDAD DE LOS SINDICATOS
El repentino ataque de desafecto con que como amantes traicionados los cuadros sindicales -reunidos por miles a las once de la mañana de un día laborable en el que por lo visto no tenían otra ocupación que atender- mostraron esta semana a Zapatero su rechazo por el recorte del gasto y la reforma laboral no va a borrar la responsabilidad de sus dirigentes en la deriva política que ha conducido este desastre.
Ha sido el irresponsable romance entre sindicatos y Gobierno durante los dos primeros años de la recesión lo que ha provocado el desequilibrio financiero que ha puesto al país al borde de la quiebra.
Y aunque Zapatero haya de pagar en costes de apoyo electoral la inevitable factura de esa alianza fallida y su posterior arrepentimiento, la convocatoria de una huelga general supone un perjuicio colectivo que no va a enderezar, sino todo lo contrario, una situación social y económica gravemente deteriorada para todos.