El paro devuelve al Gobierno Zapatero a la realidad

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La evolución del paro registrado no deja lugar a dudas: 2010 volvió a ser un año dramático para el empleo, y ya van tres consecutivos.

España bate nuevamente sus récords negativos de desempleo, con 4,5 millones de personas (incluyendo a parados en formación o de disponibilidad limitada) registradas en las oficinas del antiguo Inem.

En el conjunto del ejercicio, 176.470 trabajadores pasaron a engrosar las listas del paro. La gravedad de esta cifra no sólo reside en su volumen -aunque sea inferior a los aumentos del paro registrados en 2008 y 2009, 999.416 y 794.640 personas, respectivamente-, sino en que constata que la economía española no es capaz de salir de la espiral de destrucción de puestos de trabajo en que se haya inmersa desde el estallido de la crisis.

No es de extrañar, por tanto, que sea la principal preocupación de la mayoría de los españoles (un 45% de los encuestados en el último sondeo del CIS, publicado ayer). Y no sólo por la crítica situación presente del mercado laboral español, sino, sobre todo, porque no se aprecia que a corto plazo pueda cambiar la tendencia, por mucho que se empecine el Gobierno.

Ayer mismo, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, se atrevió a fijar «un cambio de fase» a causa del mínimo recorte del paro durante el mes de diciembre (10.221 personas menos, un 0,25%), mientras que el presidente Zapatero volvió a caer en el error de fijar otra fecha para apreciar una mejoría sensible del mercado laboral, que estableció esta vez en el segundo semestre del año.

Pero las cifras de creación de empleo son elocuentes. El número de afiliados a la Seguridad Social se redujo en 218.857 personas durante el año pasado. Además, en diciembre lo hizo por quinto mes consecutivo. Aunque esta caída es tres veces inferior a la registrada en 2009, consolida una línea descendente que ha llevado las cifras de afiliación al mínimo desde mediados del año 2005, con 17,5 millones de ocupados.

La leve mejoría de la contratación durante 2010 (del 2,82%) se debe al aumento del empleo temporal, que representa el 91% de los contratos laborales firmados durante el último año, frente a la caída del 6,42% de los indefinidos, constatando así el fracaso sin paliativos de la reforma laboral aprobada el pasado septiembre. Tampoco debe olvidarse que las cifras de contratación están distorsionadas por el papel del sector público, que, por ejemplo, en el tercer trimestre de 2010 incrementó su nómina de empleados en unos 90.000.

El papel expectante del Gobierno ante la atonía del mercado laboral no puede seguir prolongándose. El asunto más urgente es reducir el 40% de paro juvenil (vital para la sostenibilidad del sistema de pensiones) y, para ello, pocas o ninguna idea ha aportado el Ejecutivo en los ya más de tres largos años de crisis.

 

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