Primer consejo: mirar siempre el precio por kilo o por litro para saber el precio real y poder comparar
Segunda unidad a mitad de precio. Llévese 3 y paque 2. Son algunos de los reclamos más habituales que podemos encontrar a la hora de hacer la compra. Pero ¿qué hay detrás de las grandes ofertas de los supermercados y centros comerciales?
Es la pregunta que A. F. Vergara en el diario ABC ha hecho a la Asociación Española de Supermercados y a la de Consumidores.
«Cada cadena sigue su propia estrategia de ventas, y aunque formen parte de la misma asociación, no son muy partidarios de desvelar sus planes y promociones», dicen desde la Asociación Española de Supermercados. Pero «en general, se intenta atraer la atención del consumidor prestando mayor atención al factor precio que a la proximidad o servicio». La explicación es que en tiempos de bonanza económica los clientes acuden a los establecimientos más cercanos o en los que encuentra un tipo de servicio muy específico. Al llegar la crisis «el consumidor no da tanta importancia al factor cercanía, y si tiene que desplazarse a varios establecimientos para encontrar el producto más barato, lo van a hacer».
Y según el portavoz de la asociación de consumidores FACUA, Rubén Sánchez, este desplazamiento en búsqueda del artículo más barato es aprovechado en muchas ocasiones por el supermercado o el centro comercial para hacernos «picar» con su catálogo de ofertas.
«En gran parte de los catálogos», señala Rubén al ABC, «se da a entender que la mayoría de sus productos están en oferta, cuando en realidad son muy pocos los que están rebajados. Se puede considerar publicidad engañosa, porque se crean unas expectativas muy por debajo de la realidad». Se trata de usar la supuesta oferta como «gancho» para que acabemos llevando otros artículos que no necesariamente están a mejor precio que en otro establecimiento.
El portavoz de FACUA destaca que una vez en el establecimiento lo más habitual es hacer la compra completa y no solo de «dos o tres artículos que puedan estar rebajados».
«Lo primero que tenemos que hacer es comparar precios. Es posible que otra marca que no sea la de la oferta 3×2 tenga un precio inferior llevando un solo producto».
Rubén Sánchez advierte que en este tipo de ofertas de «llévese varios productos» corremos el riesgo de hacer una compra mayor que la que realmente necesitamos.
«Si queremos un bote de tomate, lo mejor es comprar un bote de tomate, y no tres, porque eso eleva el gasto respecto al presupuesto que tenemos, y, si no nos fijamos bien en las fechas de caducidad, hasta es posible que se pase el producto sin que lo hayamos consumido».
Otro aspecto a tener en cuenta es la capacidad del envase.
«Lo mejor es mirar el precio por kilo o litro de producto, porque es posible que el producto ofertado sea más pequeño que el que no está en oferta».
Son algunas de las estrategias que manejan los centros comerciales y supermercados, que a fin de cuentas, basan su negocio en el número de ventas y en el margen de beneficios de las mismas.
La venta a pérdidas está prohibida
Pero en los últimos tiempos se ha llegado a denunciar la «venta a pérdidas», es decir, ofertar un producto, generalmente una marca blanca o marca propia, a un precio inferior a su coste real para imponer su producto al de la competencia. Así lo denunció, por ejemplo, el sindicato agrario UPA en el año 2009. Según esta central, algunos establecimientos estaban vendiendo aceite de oliva a un precio inferior al de su producción. El secretario regional de UPA Andalucía, Agustín Rodríguez, llegó a afirmar que con este tipo de prácticas se estaba «usando el aceite de oliva como producto reclamo, y destruyendo el tejido productivo del olivar andaluz, no solo de la producción, si no de las marcas que no pueden competir con los precios de las marcas propias de los supermercados».
Desde la Asociación de Supermercados comentan al ABC que esta práctica, conocida como «dumping» está prohibida por Ley, y aclaran que actualmente, y en concreto acerca del precio del aceite de oliva, lo que existe es «un exceso de producción. Hay miles de toneladas en el mercado. La ley de la oferta te permite jugar con el precio. Cuando hay sobreproducción, el precio cae».
Las posibles ofertas engañosas pueden provocar un efecto adverso entre los consumidores. Según Rubén Sánchez, de Facua, «si después de todas las recomendaciones al final nos sentimos engañados, se puede provocar en el consumidor un rechazo hacia el establecimiento».
Como recomendación final, desde esta asociación indican que lo mejor es limitarnos a comprar según nuestras necesidades, comparar los precios de los productos ofertados con los que no están de oferta, y no dejarnos llevar haciendo que una oferta de un producto provoque que hagamos en ese mismo establecimiento toda la compra del mes.