Los universitarios que se incorporan al mercado de trabajo en tiempos de crisis tienen un 10% más de probabilidades de tener un contrato temporal a los 10 años que los que se licenciaron en plena bonanza, según un estudio publicado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
El estudio, titulado ‘¿Cuáles son las consecuencias de terminar los estudios en un contexto de crisis económica en España?’, de los expertos Daniel Fernández Kranz y Nuria Rodríguez Planas, señala que aunque las malas condiciones en el momento de incorporarse al mercado laboral aumentan la movilidad tanto entre empresas como entre sectores de los jóvenes salidos de la Universidad, «la evidencia sugiere que ello es producto del encadenamiento de contratos temporales, y no de una transición hacia mejores empleos». En cambio, los jóvenes con educación secundaria tienen la misma probabilidad de poseer un contrato temporal, con independencia de si se incorporaron al mercado en una época recesiva o si lo hicieron durante una expansiva. La razón es que, con carácter general, los jóvenes con menor formación tienen más probabilidades de acabar siendo contratados temporalmente. En términos de ingreso, el informe calcula el ingreso laboral medio en tiempos de crisis y bonanza entendiendo éste como la remuneración media de la mano de obra, que incluye también a los trabajadores no ocupados, a los que se asigna un nivel de ingresos cero. A partir de ahí, el efecto de incorporarse al mercado laboral en plena crisis ocasiona una caída de los ingresos del 25,1% y del 24,9% durante el primer año para trabajadores con educación secundaria y formación profesional, respectivamente. Este porcentaje se reducir hasta un 17,4% y un 18,5% al cumplirse el tercer año de experiencia y hasta el 10,3% y el 12,8% una vez cumplido el lustro. Por su parte, los empleados con licenciatura universitaria experimentan un retroceso de ingresos del 13% durante el primer año, del 9,3% al tercero, del 6,3% a los cinco años. Analizando únicamente los ingresos de los ocupados, el impacto es más modesto. Entre los individuos con educación secundaria, el efecto es incluso positivo, ya que durante las recesiones se produce un ajuste del empleo que afecta más a los puestos de trabajo de mala calidad, de modo que quienes conservan su empleo lo hacen con un salario medio más elevado.