MUNDO INSOLITO

Los empleados de una fábrica trabajan 3.300 horas extra para que un compañero cuide de su hijo enfermo

Gracias a esta donación de sus colegas el hombre ha podido estar al lado de su hijo mientras luchaba contra la leucemia

Los empleados de una fábrica trabajan 3.300 horas extra para que un compañero cuide de su hijo enfermo
Padre e hijo RS

La leucemia es un cáncer de los glóbulos blancos. Los glóbulos blancos ayudan a su organismo a combatir las infecciones. Las células sanguíneas se forman en la médula ósea.

Sin embargo, en la leucemia la médula ósea produce glóbulos blancos anormales, según medlineplus.

Estas células reemplazan a las células sanguíneas sanas y dificultan que la sangre cumpla su función. (Primera imagen y palabras de Álex Lequio tras contar su enfermedad)

El pequeño Julius tenía solo tres años cuando le diagnosticaron leucemia y su tratamiento lo mantuvo en una cama de hospital durante las primeras nueve semanas, según informa Metro (Juzgada por fotografiar a su marido con su hijo enfermo en la ducha y difundirlo en Facebook).

Estaba a punto de regresar a su casa, en la ciudad de Fronhausen, en el estado de Hesse, en el centro de Alemania, cuando su madre murió de una enfermedad cardíaca.

Andreas Graf, de 36 años, tuvo que tomarse todas sus vacaciones anuales como trabajador de ensamblaje en una empresa de diseño en la cercana ciudad de Marburg para estar con su hijo.

Andreas, que luchaba por sobrellevar la enfermedad de su hijo y la muerte de su esposa, temía perder su trabajo hasta que la gerente de Recursos Humanos, Pia Meier, intervino para ayudar, según ABC.

Meier hizo un llamamiento a los empleados de Andreas para que donaran sus horas extras. Y los 650 trabajadores de la compañía se inscribieron inmediatamente, incluso aquellos que nunca lo habían conocido. Dos semanas después de la petición, habían recaudado un total de 3.264,5 horas, que la compañía le permitió Andreas tomar como vacaciones pagadas. «Sin esta tremenda ayuda, ya me habría quedado sin trabajo», admitió.

Meier dijo que también se sintió abrumada por la respuesta: «No hay una sola persona que no haya donado». Gracias a la generosidad de sus colegas, Andreas pudo tomarse más de un año para cuidar a su hijo. Después de la quimioterapia, Julius, que cumplió cinco años a finales de febrero, ahora se siente lo suficientemente bien como para regresar pronto a la guardería. Graf dice que estará eternamente agradecido con sus colegas y a la compañía.

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