Un escenario de deflación persistente desincentiva el consumo
Los precios han vuelto a caer por séptimo mes consecutivo. Una caída cada vez más pronunciada pero el Gobierno insiste en que el IPC volverá a situarse en positivo para finales de año. Su gran baza son las Navidades, pero no es segura.
Estamos en deflación, pese a que la ministra Salgado y el Gobierno se nieguen a reconocerlo. «Será por H o por B, pero lo es», ironiza Javier Díaz-Giménez, profesor asociado de IESE, ante la insistencia del Gobierno en negar la evidencia.
Pero que no cunda el pánico. La ministra tiene un plan efectivo: cruzar los dedos y encomendarse a los santos hasta que esto cambie.
LOS DATOS:
El INE ha vuelto a confirmar la tendencia tras publicar que el IPC bajó en septiembre dos décimas respecto al mes anterior, la misma proporción en que descendió la tasa interanual, que ha pasado del -0,8% al -1%.
El Ejecutivo se escuda en que esta es la tasa general, que refleja una caída importante del transporte. Pero lo cierto es que el IPC subyacente, que descuenta los alimentos básicos y productos energéticos, también está en negativo.
LOS EFECTOS:
Díaz-Giménez explica los efectos positivos y negativos de este indicador:
• «Es maravilloso porque hace que las empresas españolas sean más competitivas. El diferencial con la inflación que registran otros países de Europa es nuestro tipo de cambio real con las tasas de la eurozona y hace que nuestras exportaciones sean más atractivas.»
• «En el lado negativo, un escenario de deflación persistente desincentiva el consumo y por tanto, el crecimiento. Pero esto es difícil de predecir todavía».• «Otro efecto de la deflación es que los tipos de interés reales sean más altos, lo que encarece la financiación. Nuestro país necesita vitalmente financiación barata para seguir creciendo.»
EL FUTURO:
La solución para que España se sitúe en línea con la eurozona estaría en buscar medidas que favorezcan la competencia, como liberalizar horarios comerciales o acometer una reforma laboral. Quizá no cambiaría la tendencia inmediata, pero daría sus frutos a medio plazo.
Es tentador tener una economía más competitiva, pero nos conformaremos con esperar para que los españoles recuperen el ánimo comprador con las fiestas navideñas. ¿Hay alguien que tenga un plan mejor?