Su presentación se ha ido retrasando una y otra vez, hasta en cinco ocasiones, debido a problemas en la fabricación
A la quinta… ¿va la vencida? Tras más de dos años de retraso, el nuevo modelo de Boeing, el 787 Dreamliner, ha conseguido despegar con éxito, aterrizando unas tres horas después. La compañía reunió ayer en su planta de Everett, cerca de Seattle, a la prensa, los accionistas y los empleados para que pudieran vivir un momento histórico, al menos para la empresa ya que parte de su futuro depende de este avión.
DOS AÑOS DE RETRASO
Aunque el vuelo de prueba estaba previsto en un principio para agosto de 2007, a fin de poder iniciar las operaciones comerciales en mayo de 2008, su presentación se ha ido retrasando una y otra vez, hasta en cinco ocasiones, debido a problemas en la fabricación.
LA RESPUESTA AL AIRBUS 380
Con capacidad para entre 210 y 250 pasajeros, el Dreamliner fue la respuesta de Boeing al Airbus 380. Por este motivo, la compañía ha puesto muchas esperanzas en este modelo que, según algunos expertos, podría marcar futuros estándares en consumo de combustible y autonomía de vuelo.
El Dreamliner promete además ser el avión más confortable para los pasajeros construido hasta la fecha. De acuerdo con los datos facilitados por Boeing, el 787 tendrá una cabina más ancha que la de otros aviones medianos, lo que se traducirá en asientos más amplios, mayor espacio en el pasillo y más espacio para el equipaje de mano.
Las ventanas son también más grandes y se ha mejorado tanto la calidad del aire como el nivel de humedad en la cabina de pasajeros, para hacer el vuelo más agradable. Asimismo, Boeing ha prometido vuelos más tranquilos, pues dispone de sensores especiales que controlan en cierta medida la reacción del avión ante una turbulencia.
Frente al Airbus 380, el grupo estadounidense ha apostado por un modelo de tamaño mediano con menor consumo y nuevas características en la cabina.
PESE AL ÉXITO…SE SUCEDEN LOS PROBLEMAS
Positivamente, el concepto parece haber tenido éxito entre las aerolíneas y Boeing ha recibido ya 840 pedidos por valor de 140.000 millones de dólares (algo más de 96.000 millones de dólares). No obstante, la producción del Dreamliner acumula ya dos años y medio de retraso y aunque la firma aeronáutica estadounidense tiene previsto suministrar el primer avión a la aerolínea japonesa All Nippon Airways a finales del próximo año, la cosa no tiene muy buena pinta.
El 787 no ha reaccionado siempre como se esperaba en los modelos realizados por computadora y falló un test de tensión en su ala que obligó al fabricante a cancelar un primer vuelo de prueba en junio.
Otro problema podría ser el peso del aparato, un factor clave para conseguir la reducción del 20% en consumo prometida por Boeing.
El grupo aeronáutico se ha visto obligado a añadir más metal al fuselaje del aparato de lo previsto inicialmente y la compañía ya ha reconocido que los primeros 787 en salir de la fábrica serán más pesados de lo que se preveía, aunque no ha especificado cuánto.
(Agencias)