Los chinos son el único colectivo extranjero que no ha descendido ningún mes en afiliación a la Seguridad Social desde que se inició la crisis
El lugar se llama Cobo Calleja y, aunque usted sea de Madrid o alrededores, es muy posible que el nombre no le diga nada.
Pues sepa que es la principal puerta de entrada de China en España. Cualquier producto chino que ve luego en mercadillos o tiendas en cualquier punto de la geografía, ha pasado antes por alguna de las cientos de naves del parque industrial de Cobo Calleja en Fuenlabrada.
Y está a punto de hacerse todavía más grande. Dos empresarios chinos, dueños de ochenta de esas naves, van a invertir más de 50 millones de euros en construir en el polígono tres centros comerciales y un hotel. Su objetivo es atender a todos los comerciantes que se acercan a diario al lugar y al cada vez mayor número de particulares que peregrinan cada fin de semana a curiosear entre pilas y pilas de lencería, ropa, maletas, zapatos y todo lo imaginable.
En la Comunidad de Madrid hay empadronados unos 35.000 ciudadanos chinos –mucho ha cambiado el panorama desde que hace 50 años dos estudiantes montaran la primera tienda en la Plaza de España– y una pequeña parte de ellos se han consolidado como emprendedores. El barrio de Lavapiés, en el distrito de Centro, fue el núcleo del comercio chino desde fines de los noventa hasta que el Ayuntamiento de Madrid lo cerró al tráfico en 2006.
Los de ahora son una generación que, además de mandar gran parte de lo que ganan de vuelta a China y que allí sus familiares utilizan para invertir en inmuebles, también aprovechan los contenedores vacíos de regreso para enviar vino y aceite de oliva españoles, de gran éxito allí.
Empezaron trabajando a destajo en restaurantes y bazares. Luego lanzaron la venta al por mayor, donde el valor añadido no sólo venía de su esfuerzo en España, sino de la pujanza de su país de origen, con fábricas a toda máquina y productos entrando a granel por el puerto de Valencia. Con los ahorros de negocios que requerían poco desembolso inicial pasaron a otros. Vendedores textiles y callejeros se hicieron propietarios y de ahí emprendedores y algunos millonarios.
El tópico es verdad: currar como un chino chinos. Es un colectivo que está más acostumbrado a trabajar que el resto. Es el único colectivo extranjero que no ha descendido ningún mes en afiliación a la Seguridad Social desde que se inició la crisis. Y un tercio de los 19.000 inscritos en Madrid son autónomos: empresarios que, a su vez, contratan cada vez a más españoles.
En Fuenlabrada han generado en el municipio 2.000 empleos. Casi el 50 % de las plantillas de las empresas de Cobo Calleja son españoles, y no representan precisamente la mano de obra más barata, sino los que se encargan de relaciones comerciales y la atención al público.