El director general de France Télécom, Stéphane Richard, reaccionó hoy a la investigación judicial abierta por los suicidios de empleados del operador de telecomunicaciones francés para negar una conjura como origen de esas muertes.
«No hay ningún complot en el interior de France Télécom», declaró en una entrevista a la emisora de radio «Europe 1» Richard, que lamentó la «caricatura» que a su juicio se está haciendo de la imagen de la empresa desde hace seis meses por las informaciones sobre los suicidios.
Insistió en que «la tesis de que un conjunto de personas de France Télécom -los dirigentes y los más de 10.000 directivos que hay en la empresa- se habrían puesto de acuerdo para formar un complot para empujar al suicidio (…) es una amalgama calumniosa» y «absurda».
«Los suicidios son un tema difícil y doloroso y es lo que ha llevado a esta empresa a cuestionarse muy profundamente», aseguró el nuevo «número uno» del operador histórico francés, nombrado precisamente para sustituir al frente al todavía presidente, Didier Lombard (que tuvo que ceder la dirección operativa el 1 de marzo) para intentar acallar las críticas por la ola de suicidios.
Richard argumentó que en un suicidio «hay un aspecto íntimo y querer con todas las fuerzas recuperar estos dramas individuales» para atacar su empresa «tiene algo chocante».
Afirmó que la suya es «una gran empresa que hace vivir y trabajar a varios cientos de miles de personas en Francia y en el mundo. Tiene una realidad económica, social y humana mucho más interesante que esta imagen que se le quiere dar desde hace meses».
La Fiscalía de París anunció la semana pasada la apertura de una investigación judicial por «acoso moral» en France Télécom y aunque en ese procedimiento no se incluía a nadie en concreto como presunto responsable, sí se contempla el delito de «insuficiencia de documentación de evaluación de los riesgos en la empresa».
Esta investigación judicial resulta de un informe de la inspección de trabajo que constataba que la ola de suicidios en la compañía está vinculada a su política de reorganización y de mando, y ponía el acento en que los directivos no habían tenido en cuenta una serie de señales de alerta.
