Seis países restringen las importaciones de productos hotofrutícolas españoles

La «crisis del pepino» cuesta a España 200 millones de euros a la semana

La Unión Europea se ve obligada a advertir que no hay motivo para los cierres de fronteras

La «crisis del pepino» cuesta a España 200 millones de euros a la semana
La consejera andaluza de Agricultura, Clara Aguilera, come pepinos. EFE

El Gobierno socialista parece impotente, la ministra del ramo no se entera

Hace días que la «crisis del pepino» ha dejado de ser una anécdota y está poniendo seriamente contra las cuerdas a un sector en el que España es la primera exportadora: las hortalizas.

Los cálculos de los productores advierten de que el cierre de los mercados de distintos países a los productos europeos puede causar unas pérdidas de 200 millones a la semana.

Y frente a todo eso, el Gobierno socialista parece impotente, la ministra del ramo no se entera y todo lo que se les ocurre a las autoridades españoles es decir que y habrá que pedir indemnizaciones a Alemania.

Durante el pasado año, España exportó un total de 3,7 millones de toneladas de hortalizas, lo que supuso 3.640 millones de euros, de los que 44.954 toneladas y 372,4 millones de euros correspondieron a pepinos.

Teniendo en cuenta que el sector esperaba un crecimiento para este año del 10 por ciento, lo que está dejando de ingresar por el miedo en Europa a la bacteria E. coli alcanza proporciones alarmantes para la ya castigada economía nacional.

LA PRECIPITACIÓN ALEMANA

El brote de Escherichia coli tiene ya dimensiones europeas y, por lo tanto, exige una acción concertada de prevención de todos los países.

Hasta ahora ha provocado 14 muertos y 329 enfermos de gravedad en Alemania, además de numerosos casos en Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Francia y Países Bajos, transmitidos probablemente por viajeros procedentes de Alemania.

la gestión racional de la crisis sanitaria exige que sus causas y los canales comerciales que la han difundido se conozcan con exactitud y cierta rapidez. Los brotes infecciosos tienden a complicarse con situaciones de pánico cuando se tarda en descubrir su origen y vías de propagación.

En ese caso, los consumidores buscan culpables y magnifican la escasa información disponible. Por ello, la información correcta a la opinión pública es esencial. Y precisamente la comunicación es el error principal que se ha cometido en este caso.

La alerta alimentaria debió transmitirse a la opinión pública a través de los canales oficiales correspondientes, con las matizaciones debidas de los Gobiernos afectados en primera instancia, el alemán y el español.

Pero en lugar de una información razonada, se difundió a la prensa la idea de que las causas de la infección procedían de una partida de pepinos españoles.

Un conocimiento mínimo de los canales de producción y comercialización hubiera bastado para entender que, aunque las verduras procedieran de España, la contaminación pudo haberse incorporado en otras fases de la operación (durante el transporte, en el almacenamiento mayorista en la propia Alemania o en cualquier otro momento de la venta).

Ahora, la confusión inicial ya no puede corregirse y el daño económico está hecho.

 

 

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