Tras los infartos y el cáncer, el suicidio es la tercera causa de muerte en Francia. Es una tragedia nacional: hay más suicidas por año que víctimas de accidentes de carretera.
En 2009, la ola de suicidios en France Telecom –hasta 25– se convirtió en un grave drama social, empresarial, incluso político. El presidente Sarkozy consideró oportuno intervenir en varias ocasiones.
Ahora el punto de mira está en Société Générale (SG), uno de los bancos más antiguos de Francia y una de las más grandes sociedades de servicios financieros del mundo. Dos ejecutivos de mediana edad se han suicidado en apenas dos semanas: uno se tiró al vacío desde el tejado de la empresa en Schiltigheim (Alsacia) el 9 agosto 2011 y diez días después se ahorcó otro directivo en las oficinas de la empresa en Val-de-Fontenay (Val-de-Marne).
Francia tiene el trágico récord europeo de muertes voluntarias: cada año, más de 160.000 franceses intentan suicidarse y 12.000 de ellos lo consiguen. La tasa ha crecido en Francia de manera inquietante en los últimos treinta años desde 1.73 a 2.13 suicidas por cada 10.000 habitantes. Las alzas más graves se dieron entre 1976 y 1985 (crisis ligada al primer choque petrolífero), cuando el número creció un 40% en diez años.
En Société Générale guardan silencio sepulcral (las muertes se han conocido gracias a los sindicatos), pero algunos psicólogos han comentado a los medios de comunicación franceses que muchos empleados de los vaivenes de SG han sido vividos por muchos empleados como una grave crisis existencial.
Y temen que existe riesgo de contagio y comience una nueva ola de suicidios.
