Según una nueva normativa aprobada por el Gobierno del Reino Unido este 20 de junio de 2012, el accionariado de las empresas de Gran Bretaña tendrá la opción de decidir la paga de sus directivos en una votación trienal.
Vince Cable, ministro de Empresa, fue quien presentó el plan que permite a los accionistas vetar los salarios de los ejecutivos ante el Parlamento.
Su propuesta incluye la votación cada tres años de un presupuesto para los salarios que las empresas han de mantener. En caso de querer cambiarlo, deberán someterlo a una nueva consulta.
Bastará con más de la mitad de los votos para que se apruebe una propuesta salarial, aunque la oposición laborista aspiraba a que la mayoría tuviese que alcanzar un 75% y que la votación se realizase una vez al año.
Al amparo de esta normativa, las compañías deben incluir en su propuesta salarial los acuerdos entre la empresa y los directivos respecto a renuncias y despidos.
Así, las protestas de los accionistas de empresas británicas que en junta anual votaron contra muchas propuestas de salario para los cargos directivos, aunque su voto no fue vinculante, quedan respondidas con esta normativa.
El banco Barclays, la aseguradora Aviva, la minera Xstrata o la farmacéutica AstraZeneca se encuentran entre las compañías que han causado disgustos entre su accionariado por los altos sueldos de los directivos.
Esta normativa convierte en vinculantes los votos de los accionistas sobre los salarios por primera vez, lo que para Cable supone que «se garantizará un vínculo más claro y fuerte entre paga y rendimiento».