Periodista Digital continúa analizando la cruzada europea contra el tabaco y sus repercusiones en la economía española. En esta tercera entrega hablamos de un fenómeno que no para de crecer en nuestro país: El contrabando de tabaco. Hace unos años era inexistente en España, y hoy en algunas provincias como Cádiz y Sevilla alcanza cifras de más del 40 por ciento. ¿Qué ha pasado?
Con el aumento del comercio ilegal de tabaco, el Estado deja de recaudar cada año 1.200 millones de euros. Pero hay más: Según un estudio, nueve de cada diez estanqueros andaluces afirma que el contrabando es la causa de la caída de sus ventas en una media del 38 por ciento durante el último año. En palabras de los estanqueros , «no es que los fumadores hayan dejado de fumar sino que ya no van al estanco».
Para analizar este tema, dos periodistas económicos de lujo en la mesa de debate de Periodista Digital: Carlos Cuesta, de El Mundo y Santiago Carcar, de Infolibre.es:
TITULARES DE LA TERTULIA
CARLOS CUESTA
Lo que pretendes convertir en un hecho recaudatorio lo acabas convirtiendo en una puerta de entrada a todo tipo de contrabandos. De cada cigarrillo, el 85% del coste son impuestos.
En los cigarrillos [de contrabando y falsificados] teóricamente de primeras marcas se han encontrado hasta restos humanos. Para imitar el saber, meten lo que sea.
En el primer semestre de 2012, el incremento del contrabando de tabaco fue del 28,7%. El impacto directo de las subidas de impuestos fue brutal.
Estamos entrando en una senda de legislación farisaica tremenda. Si quieres prohibir un producto, prohíbelo.
Quieren [los Estados] cobrarte los impuestos especiales pero no quieren asumir los costes que produce el tabaco [para la Sanidad].
[Los agentes de la Agencia Tributaria dice] si se mira los que están metidos en temas de evasión fiscal, que están metidos en las mismas redes que los de contrabando de tabaco, encontraríamos muchos nombres muy famosos. Y se refieren al mundo político.
SANTIAGO CARCAR
Algunas multinacionales también han tenido su papel en el incremento del contrabando.
Si un componente o un elemento de los cigarrillos puede disimular o hacer más atractivo el consumo, y favorecer un prejuicio mayor que ahora, sí tiene sentido coartar la libertad de las empresas.
No me parece mal que los poderes públicos intenten favorecer el mejor consumo, el más racional y el más inofensivo para los ciudadanos.
No se hace lo suficiente ni en el tema del contrabando ni en la legislación del comercio.
Si aceptamos que el tabaco perjudica la salud, no estoy de acuerdo con bajar los impuestos.
Yo me pregunto por qué no se dedica una parte de los impuestos del tabaco a salvaguardar la salud pública.