José María Ruiz-Mateos, el fundador de Rumasa, fallecido el pasado 7 de septiembre de 2015 y enterrado el martes 8 de septiembre en la localidad gaditana de Rota, quiso que todo quedara atado tras su muerte (Un personaje deseado y odiado por los medios de comunicación).
Pero los más de 50 procesos judiciales que tenía abiertos contra él, tanto por la vía penal como civil, y el embargo decretado por la Audiencia Nacional de todos sus bienes lo han imposibilitado (Familiares y amigos despiden a José María Ruiz-Mateos en Rota (Cádiz), su ciudad natal).
El patriarca del clan acordó repartir todo su patrimonio entre su mujer, Teresa Rivero, y sus trece hijos.
Para ello, en 2005, poco antes de que Nueva Rumasa entrara en concurso de acreedores y acabara posteriormente en liquidación, Ruiz-Mateos encargó a Joaquín Yvancos, su abogado de confianza en ese momento, la elaboración de un testamento. El problema, según las fuentes consultadas, es que ya no queda nada a su nombre.
Resulta así muy complicado que los hijos puedan heredar algo, que no sean las deudas generadas por la posible responsabilidad civil de las causas que siguen abiertas.
NOTA.- Pinchar para leer detalles del testamento en ‘El Economista’