ING confía en que las comisiones en los cajeros «se orienten» a costes

ING Direct confía en que las comisiones que aplican los bancos propietarios de cajeros automáticos a los emisores de tarjetas de otras entidades «se orienten» al precio que supone prestar dicho servicio, según han informado a Europa Press en fuentes de la entidad.

Para la filial española del grupo holandés ING, es una «buena noticia para el consumidor» el comunicado de la CNMC instando a la banca a que las comisiones aplicadas por el uso del cajero por un cliente de otra entidad «no excedan» el coste de la prestación del servicio. «Las comisiones estarán orientadas a costes», han enfatizado.

La CNMC pretende así asegurar la competencia «efectiva» en el mercado y ha advertido de que los recargos finalmente cobrados por las entidades con red propia podrían «dificultar» el acceso de clientes de bancos sin redes propias o con redes de dimensión limitada, en clara alusión a entidades como ING.

Sin embargo, desde el banco ‘online’ se niega que se haya presentado algún tipo de queja a los reguladores (la CNMC o el Banco de España) sobre esta cuestión. ING estima que las comisiones que cobran los dueños de los cajeros a las entidades emisoras de las tarjetas rondan entre los 50 y los 60 céntimos de euro, que pueden trasladar o no a sus clientes.

Pese a las estimaciones del Gobierno de que la nueva normativa conllevará una rebaja inminente de las comisiones, ING ya había advertido sobre el «riesgo» de que el consumidor acabe pagando «en última instancia» más por sacar dinero en efectivo del cajero. Para la entidad, el nuevo modelo liberaliza la tasa que el propietario del terminal puede cobrar al emisor de la tarjeta, con las consecuencias en segunda estancia sobre el consumidor si se decide repercutir los cargos.

El nuevo modelo fija que el banco propietario del terminal no podrá cobrar una comisión directamente al cliente, pero sí a la entidad emisora de la tarjeta, que podrá repercutir o no esta tasa al usuario, de forma total o parcial.

ING ha suscrito un acuerdo con Banco Popular, que cuenta con más de 2.700 cajeros, para que todos sus clientes continúen accediendo a su dinero libremente sin tener que pagar ninguna comisión por ello. Fuentes del banco de origen holandés han explicado que aún es «pronto» para anunciar nuevas iniciativas al respecto.

La entidad con sede central en Holanda estima que un cajero cuesta unos 1.000 euros mensuales, cantidad que incluye el mantenimiento, seguros y amortización de la máquina. Además, calcula que las terminales generan rentabilidades de 1.008 euros al mes, tomando como referencia una tasa de 60 céntimos.

CONTINUA LA POLEMICA SOBRE LOS CAJEROS.

Tras el real decreto para impedir la doble comisión en los cajeros, la polémica aún no se ha disipado, a la vista de las discrepancias sobre la cantidad legitima a cobrar por el uso de las máquinas. Por su parte, Adicae ha exigido al Banco de España que sancione a la banca por considerar que incumple la nueva normativa.

La asociación ha denunciado que las entidades propietarias del cajero aplican a la emisora de la tarjeta una tasa interbancaria que de media ronda los 0,60 euros, pero que el banco emisor de la tarjeta no sólo repercute a sus clientes ese coste, sino que añade un importe que varía en función de la entidad.

El Pleno del Congreso convalidó este miércoles el decreto ley que prohíbe el cobro de dobles comisiones por el uso de cajeros automáticos. «La norma busca garantizar el adecuado funcionamiento de un servicios de pago esencial ante unos cambios en el sector que habían producido distorsiones», defendía el ministro de Economía, Luis de Guindos, ante la Cámara Baja.

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