La mitad de las empresas prevé hacer desinversiones hasta 2017, el doble que hace un año, según EY

El 49% de los ejecutivos prevé hacer alguna desinversión en los próximos dos años, frente al 20% que lo planeaba hace un año, según concluye el Global Corporate Disvestment Study, elaborado por EY.

De acuerdo con el informe, este porcentaje podría aumentar, ya que el 46% de los encuestados reconoce estar abierto a posibles oportunidades, pese a no estar en estos momentos planteándose ninguna desinversión, y solamente el 5% de los ejecutivos niega que se plantee hacer desinversiones, frente al 56% que manifestaba lo mismo en el estudio del año pasado.

El 31% de los encuestados reconoce que la oportunidad de vender un activo en un momento determinado y no como resultado de una planificación estratégica fue el factor más importante que desencadenó su última gran desinversión. Por detrás se sitúan factores como la débil posición competitiva en el mercado y que la desinversión no forme parte del negocio ‘core’ de la compañía.

Por otra parte, el 60% de los ejecutivos espera que aumente en los próximos doce meses el número de firmas que vendan activos estratégicos, mientras que el 37% prevé que no haya cambios y el 3% restante ve posible un descenso de los mismos.

En opinión del socio director del área de Transacciones de EY, Rafael Roldán, «una buena desinversión es aquella que consigue mejorar los múltiplos de valoración del negocio de la compañía post desinversión, logra un precio de venta por encima de las expectativas y se realiza en el tiempo previsto».

Precisamente, los resultados de la encuesta muestran que más de un tercio de las compañías lograron batir expectativas en su última desinversión y que el 55% se situó en línea con lo esperado. Además, el 84% piensa que su desinversión crea valor en el negocio post desinversión a largo plazo.

LOS FONDOS GENERADOS POR DESINVERSIONES SE EMPLEAN EN CRECER

El 70% de los fondos generados con las desinversiones se emplea para financiar crecimiento aunque, a diferencia del año pasado, las compañías están ahora más focalizadas en invertir en crecimiento orgánico y menos en realizar adquisiciones, según el estudio, que concluye que el porcentaje destinado a hacer compras se ha reducido del 17% al 11% en el último año.

De acuerdo con el informe, el 39% de los ejecutivos asegura que los fondos conseguidos en su última gran desinversión se destinó a invertir en el negocio principal de la compañía, el 20% afirma que lo empleó en invertir en nuevos productos, mercados y geografías, el 17% en retribuir a los accionistas y el 13% en rebajar la deuda.

Este año, los ejecutivos han priorizado la creación de valor frente a la celeridad en el proceso de desinversión, según señala el 67% de los encuestados, frente a la edición anterior del informe, en la que las empresas estaban divididas en partes iguales.

«Los vendedores saben que cuando hay liquidez en los mercados se genera más competencia y demanda de buenos activos, lo que al final se traduce en precios más altos. Además, aquellas desinversiones en las que se priorizó el valor tuvieron más éxito», indica el informe.

El estudio concluye que los que siguen esforzándose en crear valor en un negocio que quieren desinvertir tienen más posibilidades de recibir un precio más alto de lo esperado (75%) y de experimentar una mejora en la valoración del negocio que se mantiene post desinversión (59%).

UNA REVISION DEFICIENTE DE LA CARTERA IMPIDE CUMPLIR OBJETIVOS

El 56% de los ejecutivos corporativos reconoce que una revisión deficiente de la cartera impidió la consecución de los objetivos marcados en la desinversión, mientras que el 44% asegura que uno de los retos más importantes es hacer de esta revisión un imperativo estratégico.

Un tercio de las firmas de capital riesgo que participaron en este estudio aseguran que revisan la cartera cuando es necesario por cuestiones oportunistas, el 26% lo hace trimestralmente, el 22% dos veces al año y el 19% con carácter anual. Los encuestados corporativos, sin embargo, lo hacen mayoritariamente una vez al año (50%) o dos veces al año (30%).

El estudio concluye que los principales retos a la hora de lograr una revisión eficiente de la cartera son el acceso a datos precisos y completos, una mejor comunicación entre el Consejo, los equipos de estrategia y de M&A, la dedicación de unos recursos específicos para llevar a cabo este proceso y convertir esta revisión en una necesidad estratégica.

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