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La «radical» transformación de Telefónica en la era Alierta

La "radical" transformación de Telefónica en la era Alierta
César Alierta, presidente de Telefónica. PD

Cesar Alierta concluye el próximo 8 de abril un etapa de casi 16 años al frente de Telefónica, periodo en el que la compañía ha experimentado la transformación «más radical» en sus 90 años de historia con el incremento de su presencia internacional, la diversificación de sus negocios, la apuesta por la digitalización y la recuperación del pago de dividendos.

En estos más de 15 años, Telefónica ha llevado a cabo un proceso continuado de transformación, en el que ha saneado su balance, ha reforzado su situación financiera y ha conseguido capear la mayor crisis financiera en décadas con medidas difíciles pero necesarias.

Esto le ha permitido elevar su número de clientes en este periodo desde los 68 millones hasta más de 322 millones, ampliar su presencia a más de 20 países y convertirse en una empresa «fuertemente diversificada». De hecho, mientras que en el año 2000 más del 50% de sus ingresos procedía de fuera de España, en 2015 la cifra se eleva al 74%, al tiempo que el 87% de los accesos proceden también de países distintos de España.

Una de las primeras decisiones de Alierta al poco de asumir la presidencia de Telefónica en el año 2000 fue iniciar un proceso de clarificación paulatina de la estructura de los negocios de la operadora, orientándola hacia la integración de servicios y a los negocios clave del sector de las telecomunicaciones.

Más adelante, en 2002, fue el primer gestor de una operadora en reconocer que lo pagado en los años de la burbuja tecnológica por las licencias UMTS en Europa ya no tenía ese valor, por lo que decidió limpiar el balance de la operadora de activos cuyo valor se había calculado bajo premisas poco realistas.

Esta decisión, replicada luego por otras grandes operadoras europeas, llevó a Telefónica a alcanzar una sólida situación financiera que le permitió en 2004 y 2005 abordar operaciones de expansión internacional, como la compra de los activos de BellSouth en América Latina, la de activos europeos y su primera incursión en el sector de las telecomunicaciones en China.

Durante la crisis global, que afectó también al sector de las telecomunicaciones, César Alierta anunció en mayo de 2012 la necesidad de tomar decisiones difíciles pero necesarias para mantener el liderazgo, como la gestión proactiva de la cartera de activos o la suspensión del dividendo durante un único ejercicio y de manera puntual.

El último capítulo de este proceso de transformación acaba de abrirse con el nuevo plan estratégico de Telefónica para los próximos años ‘Elige todo’, con el que se propone convertirse en una ‘Onlife Telco’, una compañía totalmente orientada al cliente.

Esto supone una nueva etapa de crecimiento para la compañía, apalancada en la mejor evolución orgánica de los ingresos y apoyada en una oferta de servicios diferencial basada en el uso intensivo de los datos.

EXPANSION GEOGRAFICA RACIONAL.

Uno de los aspectos que ha marcado la etapa de Alierta al frente de Telefónica ha sido la expansión geográfica «racional» llevada a cabo por la empresa en estos años, en los que se ha reforzado su presencia en algunos países con importantes adquisiciones, pero en los que también se ha desinvertido en mercados que fueron relevantes en el pasado pero que ya no encajan en su posicionamiento actual.

La compañía ha decidido centrarse en aquellos mercados estratégicos que suponen un foco de crecimiento, premisa en la que se enmarca las adquisiciones de e-Plus en Alemania y la de GVT en Brasil en los dos últimos años o la compra de DTS (Digital+) en España para fortalecer su posición como compañía de vídeo a nivel global.

En concreto, la compra de GVT ha convertido a Brasil en el principal mercado de Telefónica, tanto por número de accesos, con 100 millones de clientes, como por volumen de ingresos. Por su parte, la adquisición de e-Plus ha hecho de Telefónica la mayor operadora móvil del mercado más importante de Europa, con más de 48 millones de accesos.

Por el contrario, la empresa ha desinvertido en activos que no considera estratégicos, como es la reciente salida de Reino Unido con la venta de su filial O2 al grupo Hutchinson Whampoa, una operación que está pendiente de lograr el visto bueno de la Comisión Europea para su cierre.

LA VUELTA AL DIVIDENDO.

Otro de los puntos que ha marcado este periodo ha sido la recuperación del dividendo, inexistente en el año 2000, que ha supuesto un desembolso hasta el último pago realizado, el correspondiente al ejercicio 2014, de más de 40.000 millones de euros, sin tener en cuenta la retribución en acciones.

Tras suspender el dividendo durante un ejercicio por la crisis financiera global, la compañía ha mantenido su compromiso con la remuneración a sus accionistas. De cara a 2016, Telefónica ya ha anunciado que propondrá un dividendo en efectivo de 0,75 euros por acción y la amortización del 1,5% del capital, en ambos casos una vez se confirme el cierre de la venta del negocio en Reino Unido.

Todas estas medidas han tenido su reflejo en los mercados, como indica que desde principios de 2013, fecha en la que Telefónica inició su proceso de transformación hacia una telco digital, la acción de la compañía ha experimentado una revalorización de cerca del 30%, evolución que junto a los dividendos distribuidos a lo largo de estos dos años ha generado una rentabilidad total para el accionista de más del 40%.

APUESTA POR LA INVERSION.

La apuesta por la inversión para adaptarse al ecosistema digital ha sido otra de las constantes de la presidencia de Alierta. De hecho, en los últimos años la compañía ha destinado a Capex algo más de 100.000 millones de euros.

La empresa ha incidido en la relevancia del ecosistema digital en el proceso de transformación de la compañía, en su objetivo de simplificar la empresa y de incorporar la oferta digital a su estrategia. De hecho, la empresa ha trabajado de manera continuada para adaptarse a este ecosistema y sigue confiando en que la regulación acabe igualmente reflejando esta nueva realidad digital.

Recientemente, Alierta confirmaba los ambiciosos objetivos anunciados para 2016, año en el que la compañía espera acelerar el crecimiento y la monetización de los datos, maximizar las eficiencias e impulsar las capacidades de innovación y Big Data.

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