(Ampliación) Sidenor prevé cerrar el año con una facturación de 640 millones de euros

La nueva dirección de Sidenor tiene previsto cerrar 2016 con una facturación de 640 millones en un ejercicio «nada espectacular» y se planteará a principios de 2017 acometer una inversión de entre 80 y 90 millones de euros en el área de laminación y acabados de su planta de Basauri para convertirla «en la fábrica más competitiva de Europa». Además, ha anunciado que no prevé medidas «traumáticas» en su plantilla.

El consejero delegado de Sidenor, José Antonio Jainaga, ha ofrecido este viernes una comparecencia en Bilbao para explicar los detalles de la reciente compra a Gerdau de su filial Sidenor por parte de un equipo de siete directivos de la empresa, con un proyecto de «personas de aquí» que apuestan «por la continuidad de la empresa».

La compañía siderúrgica, especializada en la producción de acero especial para diversos sectores y especialmente para la automoción, cuenta con una plantilla de unas 2.300 personas y centros de producción en Basauri, Azkoitia y Vitoria en Euskadi, en Reinosa en Cantabria, y en Polinyá del Vallés en Cataluña.

El directivo ha explicado que, tras un año «extraordinariamente complicado en 2015, se espera que en 2016 «las cosas estén un poco mejor», pero «nada espectacular», y por ello cree «complicado» que este año se pueda cerrar con beneficios. La previsión es cerrar 2016 con una facturación de 640 millones, por debajo de los 720 del año anterior, y un Ebitda de 25 millones, cinco más que en 2015. Según ha indicado, existen «incertidumbres no por el lado del mercado», pero sí en materia de precios y costes.

Para 2017, ha indicado, «esperamos que las cosas vayan mejor y dependerá también de qué condiciones seamos capaces de cerrar con los sindicatos» en la negociación del nuevo convenio que se iniciará a principios de 2017. En este sentido, ha pedido a los trabajadores que entiendan «el esfuerzo» que se ha realizado y sean «colaboradores y razonables».

«Esperemos que no nos veamos en la situación terrible en que nos vimos en 2013, con la fábrica de Basauri parada durante 35 días y la empresa al borde del colapso total», ha afirmado Jainaga, que ha asegurado que, por su parte, no plantearán en la negociación «ninguna salvajada», pero también confía en que nadie piense que «la empresa ya es de unos tíos de aquí y hay que aprovechar».

En materia de inversiones, una vez se haya «estabilizado» la empresa y «estemos seguros de que los nuevos proyectos no ponen en peligro la salud financiera de la compañía, se plantea acometer una inversión de entre 80 y 90 millones de euros en el área de laminación y acabados de su planta de Basauri para convertirla «en la fábrica más competitiva de Europa», una decisión que adoptará de manera definitiva en el primer trimestre de 2017 y que podría empezar a producir a principios de 2019.

Preguntado sobre la coincidencia de esta decisión con las negociaciones del nuevo convenio, ha asegurado que no hay «ni chantaje ni nada», si bien ha admitido que se trata de esta decisión «de gran calado» y, si las peticiones sindicables son «no razonables» y no permiten que la inversión sea viable, «pues no la haremos».

A este proyecto en la fábrica vizcaína, se sumará una inversión anual de 15 millones de euros en mantenimiento en sus distintas instalaciones.

SIN MEDIDAS «TRAUMATICAS»

Según ha explicado Jainaga, el nuevo equipo directivo no se plantea en los próximos meses ningún movimiento en su plantilla salvo las «pequeñas variaciones habituales» para ajustarla a la producción de «cada momento». No obstante, ha señalado que sí «se adoptará una decisión a la vuelta de las vacaciones» sobre la concentración «temporalmente» de la producción de barras laminadas gruesas, que actualmente se realiza en las plantas de Azkoitia y Reinosa, en una de ellas debido a la «baja demanda» actual que hace que funcionen al 50% de capacidad.

Jainaga ha precisado que «puede haber consecuencias» para los trabajadores, entre 120 y 150, «pero no en forma de despidos, pero tal vez un expediente de regulación temporal o cosas por el estilo». «Nosotros hemos intentado durante estos años no recurrir a medidas traumáticas para ajustar la plantilla. Siempre hemos utilizado el volumen de eventuales y, sobre todo, planes de jubilación anticipada», ha recordado.

Entre las medidas que tiene previsto acometer la nueva dirección, se encuentra la búsqueda de «un socio estratégico de perfil industrial que aporte medios financieros y conocimiento tecnológico y mercado» para la actividad de grandes piezas forjadas y fundidas de la fábrica de Reinosa, para la que «nosotros nos sentimos poco cualificados».

«No tenemos ni los recursos financieros ni siquiera tecnológicos para hacer frente al desafío que hoy en día supone ese mercado, que se ha mundializado totalmente y que es muy exigente», ha manifestado.

MIEDO FUNDADO

Por otro lado, el consejero delegado de Sidenor ha explicado algunos de los detalles de la operación de compra y ha asegurado que el «cierto miedo» que existía sobre una posible adquisición por parte de algún «propietario de fuera del país» estaba «bien fundado» ya que, «de manera general, todos los candidatos que han pasado por nuestras instalaciones planteaban cómo disminuir las plantillas y cómo hacer para trasladar a sus países de origen una gran parte de lo que hacemos nosotros». «Esto nos movió a dar un paso adelante», ha afirmado.

Según ha indicado, la operación se cerró en un valor de 155 millones de euros, incluida «la deuda con los bancos» de 80 millones existente. A ello, se suma una retribución variable condicionada a la obtención de un Ebitda superior a 34,4 millones en los siguientes seis años, de modo que, «si el Ebitda medio de los próximos seis años está por encima» de esa cantidad, la diferencia «la compartiremos un 55% nosotros y un 45% ellos» con un máximo de 45 millones.

En relación a la financiación de la operación, ha explicado que «los bancos nacionales han participado» en la medida en que «la condición para que la operación fuera posible es que los bancos que hasta ahora financiaban a Sidenor continuaran». Según ha indicado, «en esos 80 millones de deuda bancaria, están los principales bancos del país», ninguno de los cuales «se ha salido».

En la cantidad restante, ha habido «una contribución» del Grupo Gerdau mediante un «descuento del precio» por inversiones pendientes y por necesidad de construir capital circulante adicional. Para «lo que queda», cantidad que no ha querido precisar, se ha alcanzado un acuerdo para «pagar de forma aplazada en los próximos cuatro años». «Ninguna de las decisiones que hemos tomado para hacer la operación pone en peligro el futuro de la empresa», ha asegurado.

Asimismo, ha explicado que su equipo había planteado al Gobierno vasco que aportase capital mediante préstamo participativo, si bien «después de muchas idas y venidas» no se materializó «en nada concreto» sin que se haya recibido «una razón concreta».

En relación al Ejecutivo de Cantabria, ha considerado que no sería «una barbaridad» que pueda «tomar un papel activo» en la posible entrada de un socio para la actividad de grandes piezas forjadas y fundidas de la fábrica de Reinosa. Según ha indicado, «nosotros estaríamos abiertos a que se implicase en el proyecto», si bien ha precisado las administraciones públicas «están bajo vigilancia de Bruselas y no pueden tomar posiciones mayoritarias en las empresas».

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