El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha asegurado que ve «con esperanza» pero también «con cautela» la próxima reapertura de la ACB de Sestao, que se producirá el próximo 9 de septiembre, y ha esperado que sea «un primer paso» que continúe con «la producción total» de la planta.
En una entrevista concedida a Europa Press, Urkullu ha asegurado que, ante la situación de las plantas de ArcelorMittal en Euskadi, ha mantenido reuniones con la presidencia de la empresa, y se ha dirigido «en múltiples ocasiones, por escrito» a sus responsables.
Urkullu, «entendiendo que los productos de cada planta son diferentes», se ha manifestado «con esperanza y la cautela» ante la vuelta a la actividad de la ACB. «Esperanza, porque entiendo que es un primer paso que debería ser continuado con la apertura y la producción total de la planta», ha manifestado.
El lehendakari ha esperado que la factoría puede ser «competitiva» gracias al traslado del centro de I+D a Sestao y «a su producto». Sin embargo, ha insistido en «la cautela», porque al margen de la afección de la política de ‘dumping’ de China y los países asiáticos, en general, sobre el sector, «las estrategias de los propios grupos» empresariales de dimensión internacional condicionan la «apertura o cierre de las plantas» en uno u otro país. «Hoy sufrimos nosotros en Euskadi, pero también dentro del grupo ArcelorMittal sufren en otros países de UE, por la estrategia del propio grupo internacional», ha indicado. El lehendakari «aspira» a que, tras haberse demostrado que la ACB es competitiva, y si las políticas ‘antidumping’ de la UE se amplían, se puede plantear «un escenario de repunte de la economía que puede favorecer que ACB de Sestao no se abra solo los fines de semana, sino íntegramente, de forma completa y con una producción basada en la innovación, el desarrollo y que sea competitiva». «Tengo esa esperanza pero, al mismo tiempo, tengo la cautela», ha dicho. «VIGILANTES»Respecto a las ayudas públicas a las que aspirará la acería, Urkullu ha recordado que «otras plantas, otras empresas u otros sectores» que, como consecuencia de la crisis han estado también «en una situación delicada», han optado a los programas de apoyo del Gobierno vasco.
Además, ha afirmado que su Ejecutivo ha sido «muy riguroso» en el análisis de las ayudas a las que «podía proceder» como institución pública «para no caer en riesgo de que fueran interpretadas como ayudas de Estado y no soportar sanciones de las instituciones europeas, como en el pasado». Iñigo Urkullu ha precisado que inició su mandato cuando se produjo el concurso del grupo Fagor, y entonces se negó a conceder subvenciones «que pudieran ser entendidas como ayudas de Estado» y conllevaran multas a las instituciones vascas. No obstante, se ha mostrado dispuesto a «ayudar desde la capacidad de acción» del Gobierno vasco y otras instituciones de la Comunidad autónoma con un programa de subvenciones, «en concurrencia competitiva» a la que puede aspirar «cualquier otra empresa».«Todo ello, insistiendo en lo que es la política industrial, de inversión innovación, industrialización e internacionalización», ha puntualizado.
Por ello, ha asegurado que, «si cumplen con los requisitos», el Gobierno vasco «no solo estará vigilante, sino coadyuvante en la evolución de esas empresas».
