Tras ser invitada a formar parte del consejo de Uber, Arianna Huffington inició una relación de confianza con el anterior CEO de la compañía recientemente caído en desgracia, Travis Kalanick.
De esta manera, ella fue, según fuentes de la compañía, quien le avisó de que estaban buscando su dimisión, según cuenta el diario Financial Times.
El diario británico afirma que fue ella también quien advirtió de que no convenía a ninguna de las partes una «guerra pública», aunque dejando claro que era decisión de Kalanick.
El artículo sostiene la tesis de que Huffington se ha mostrado en los últimos tiempos como la cara pública de Uber cada vez que la compañía iba de un escándalo a otro.
Los accionistas de la compañía, parecen haber caído en la cuenta de que su destreza como experta en comunicación, marketing y autopromoción «encaja muy bien con la tarea de ‘vender’ la narrativa de que Uber puede cambiar».
El terreno de juego de Arianna Huffington se apoya, en parte, en su propia marca personal que ha cultivado a lo largo de una carrera de reinvenciones.
En opinión de Huffington, la tormenta de escándalos trasciende a Uber y afecta a Silicon Valley, y los ejecutivos de Uber han sido «brillantes capullos», hombres a los que su mal comportamiento se les disculpa por su mejor performance.
«El objetivo no debe ser solo arreglar Uber, sino la cultura de Silicon Valley», ha destacado Huffington.
