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Mario Conde desnuda sus sentimientos en Instagram

El banquero ha aprovechado la decisión de la Justicia, 25 años después, para soltar todo lo que llevaba dentro todo este tiempo y ha puesto los pelos de punta a sus más fieles seguidores

Mario Conde desnuda sus sentimientos en Instagram
Mario Conde RS

Aunque nadie puede negar la existencia de un monumental reguero de arruinados y perjudicados por Banesto, parace que Mario Conde, exonerado ya legalmente por la justicia, ahora siente la necesidad de hablar de sus sentimientos.–El cabreo monumental de Mario Conde al hablar del rey Juan Carlos: «No soy estúpido ni ignorante»–

Veinticinco años después la duda sobre si Mario Conde se había lucrado con fondos de Banesto o no sigue en la palestra. Pero este 30 de mayo, la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha confirmado el archivo de la investigación contra él y otras 17 personas por supuesto blanqueo de fondos procedentes de las apropiaciones indebidas por las que el expresidente de Banesto fue condenado, según recoge esdiario.–El caradura Mario Conde presenta a su nueva ‘novia’, una sevillana 27 años menor que él–

Esta Sección Tercera ha sentenciado que los flujos de dinero investigados «proceden de unos fondos» depositados en una entidad de Suiza que estaban allí «con anterioridad a que ocurrieran las sustracciones de fondos» de Banesto.

Tras el veredicto Mario Conde ha querido abrirse en canal y dar rienda suelta a sus sentimientos en su perfil de Instagram donde ante todo ha recordado a su mujer Lourdes Arroyo, fallecida tras padecer un duro cáncer, y a sus hijos Mario y Alejandra Conde Arroyo.

En su post el banquero confirma que «la Audiencia Nacional ha archivado definitivamente la causa penal abierta contra mis hijos y yo. 25 años de mi vida… Resistiendo sin arrendar, ceder, vender o hipotecar ni una micra de dignidad. Mi primer pensamiento hoy es para mi mujer, Lourdes, que desde ese lugar al que llaman cielo me enviará una sonrisa cargada de un amor limpio, sincero, profundo, sin fisuras, el que me dio mientras estuvo conmigo en esta dimensión terrena».

También se acuerda de sus dos hijos, Mario y Alejandra, «ejemplos vivos de amor y lealtad a su padre y a la memoria de su madre. Y mis colaboradores mas directos, Paloma, Cristina, que conmigo sufrieron sin transformar el sufrimiento en queja, protesta, duda o vacilación».

Entre sus recuerdos, «mi abogado fallecido Ignacio Peláez, mi letrado y amigo vivo, Manuel Santaella. Y mis queridos amigos, leales, firmes, seguros, convencidos de mente, de acto, de palabra y de conducta. César, Iván, Fernando, Jaime, Gabriel, Guadalupe, María, Eustaquio… «.

También lo dedica a «mis guardias, los que por deber de obediencia me custodiaron, ese ejemplar cuerpo que es la Guardia Civil, a la que debo el agradecimiento por un trato en el que sin relajar la disciplina ni un miligramo, me demostraron una humanidad y un buen hacer digno de un colectivo cuya misiva es esta palabra sagrada: el honor».

No se olvida de «la Justicia, que después de haberme provocado -por obra y gracia de algunos- tanto daño y dolor, al final ha demostrado por obras de personas honorables, que cumple su verdadera misión: alcanzar lo justo».

Hay hueco para sus seguidores: «A todos vosotros que me habéis acompañado con vuestro cariño sincero en estos largos años. Y con quien he compartido mucha parte de mi vida en este tiempo de espera, Pilar».

En cuanto a «lo que me queda de vida, Dios mediante, es menos que los años que me obligaron a vivir soportando la prisión, el dolor y la mentira, hija predilecta de la miserable envidia. Pero si mi comportamiento sirve de ejemplo de que no vendamos dignidad ante la injusticia ni marginemos el Derecho en el altar de la arbitrarieredad, bendito seas sufrimiento».

Para terminar concluye que «nunca me venció la tristeza, el desánimo, el abatimiento y la frustración, -aunque soporté inevitables momentos de tensión- porque siempre di gracias a Dios por dejarme vivir rodeado de esos ejemplares humanos sin cuya presencia, grandeza, conducta, bondad y buen hacer, se podría explicar mi vida. Mi mayor activo han sido esas grandes personas que han compuesto la sinfonía de mi vida. Yo sin ellos sería sencillamente nada. Y con ellos he llegado hoy al final de este largo camino. Benditos sean».

 

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La Audiencia Nacional ha archivado definitivamente las causa penal abierta contra mis hijos y yo. 25 años de mi vida…Resistiendo sin arrendar, ceder, vender o hipotecar ni una micra de dignidad. Mi primer pensamiento hoy es para mi mujer, Lourdes, que desde ese lugar al que llaman cielo me enviará una sonrisa cargada de un amor limpio, sincero, profundo, sin fisuras, el que me dio mientras estuvo conmigo en esta dimensión terrena. Y mis dos hijos, Mario y Alejandra, ejemplos vivos de amor y lealtad a su padre y a la memoria de su madre. Y mis colaboradores mas directos, Paloma, Cristina, que conmigo sufrieron sin transformar el sufrimiento en queja, protesta, duda o vacilación. Mi abogado fallecido Ignacio Peláez, mi letrado y amigo vivo, Manuel Santaella. Y mis queridos amigos, leales, firmes, seguros, convencidos de mente, de acto, de palabra y de conducta. Cesar, Ivan, Fernando, Jaime, Gabriel, Guadalupe, María, Eustaquio….Y mis guardias, los que por deber de obediencia me custodiaron, ese ejemplar cuerpo que es la Guardia Civil, a la que debo el agradecimiento por un trato en el que sin relajar la disciplina ni un miligramo, me demostraron una humanidad y un buen hacer digno de un colectivo cuya misiva es esta palabra sagrada: el honor. Y a la Justicia, que después de haberme provocado —por obra y gracia de algunos— tanto daño y dolor, al final ha demostrado por obras de personas honorables, que cumple su verdadera misión: alcanzar lo justo. Y a todos vosotros que me habeis acompañado con vuestro cariño sincero en estos largos años. Y con quien he compartido mucha parte de mi vida en este tiempo de espera, Pilar. Lo que me queda de vida, Dios mediante, es menos que los años que me obligaron a vivir soportando la prisión, el dolor y la mentira, hija predilecta de la miserable envidia. Pero si mi comportamiento sirve de ejemplo de que no vendamos dignidad ante la injusticia ni marginemos el Derecho en el altar de la arbitrarieredad, bendito seas sufrimiento.

Una publicación compartida de Mario Conde (@marioconde2016) el 30 May, 2019 a las 4:41 PDT

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