La polémica está servida. De pie frente al famoso hotel Savoy, en el centro de Londres, espero con un grupo de estudiantes mientras terminan de entregarle más de £600 (US$730) al fundador y «entrenador jefe» de la compañía Street Attraction, según recoge el autor original de este artículo Myles Bonnar en BBC y comparte Francisco Lorenson para Periodista Digital.
Eddie Hitchens se mueve al centro de atención mientras los hombres lo rodean para escuchar su introducción al «entrenamiento».
«Hola, soy Eddie. Soy un adicto al sexo heterosexual… He estado en el ‘Juego’ desde 2005 y entrenando desde 2011», dice.
El «Juego» es un negocio multimillonario en el que hombres le enseñan a otros hombres a cómo seducir mujeres.
Y, aunque no hay nada nuevo en los hombres que tratan de conquistar mujeres, en la era digital el negocio ha cambiado: los «entrenadores de seducción» venden cursos en línea sobre cómo acostarse con la mayor cantidad de mujeres posible (y lo más rápido posible).
Ellos forman parte de una creciente industria global vinculada a través de una red de canales de video con cientos de miles de suscriptores.
En estos videos y entrenamientos, solo a los hombres se les enseñan las reglas.
Las mujeres ni siquiera saben que son parte de un juego que puede conducir al acoso persistente en la calle y a desdibujar peligrosamente las líneas de consentimiento.
Hitchens hace una señal al resto del grupo para que se presenten, incluyéndome a mí: un periodista encubierto que se hace pasar por un nuevo recluta.
A mi alrededor, hay una mezcla de personas: un chef de Amsterdam, un ex oficial de la marina estadounidense, un ingeniero de software de Brasil, un programador de computadoras de Dublín y un médico de Manchester.
Y, entonces, es mi turno.
«Hola. Soy Michael Gibson «, digo, mientras lucho por recordar mi nombre secreto. «Soy un principiante. Recientemente terminé con mi novia tras seis años juntos».
Y, de un minuto a otro, me encuentro profundamente inmerso en la experiencia más extraña de mi vida: un viaje a la llamada industria de la seducción.
Adnan Ahmed está hoy en prisión esperando a ser sentenciado por comportamiento amenazante y abusivo hacia mujeres jóvenes.
Hace un año, sin embargo, su situación era completamente distinta: andaba por las calles de la ciudad de Glasgow, en Escocia, diciendo que era un artista llamado Addy A-Game y filmando en secreto sus interacciones con mujeres desprevenidas en la calle.
Uno de sus compañeros de clase de la universidad me informó que Ahmed había subido más de 250 videos en su canal de YouTube, incluidos algunos de los que filmó en secreto, presumiendo de sus conquistas sexuales.
Detrás de una lista de títulos controvertidos y provocativos como «las chicas gordas deberían culparse a sí mismas», hay largos monólogos misóginos, con Ahmed dando consejos a cualquiera que quiera verlo.
«La razón por la que lo estás haciendo es tener sexo», dice en un video. «Solo los valientes se echan un polvo».
Este es el lenguaje que usan los «artistas del ligue» («pick-up artist»), como le llaman en el «Juego». En un video, Ahmed filma a una mujer que duerme con un condón sin usar a su lado.
Ahmed incluso publicó grabaciones de audio de él teniendo sexo. Parecía que las mujeres no sabían que estaban siendo grabadas. Pero su consentimiento no era una gran preocupación.
«Ella era como ‘¿por qué te estás poniendo un condón?'», dice a los espectadores de un video. «Negación plausible. Quieren que tomes la delantera. Recuerda que esto no es violación … Escucha sus acciones, su cuerpo… no sus palabras «, agrega.
Rastreé a dos mujeres a las que Ahmed se había acercado.
Beth caminaba sola a casa por la calle principal del centro de Glasgow después de terminar su turno en el trabajo.
Era una oscura noche de noviembre y Ahmed se interpuso en su camino.
Ella tenía 17 años en ese momento. Ahmed tenía 37
«Él me dijo algo como: ‘oh, ¿eres rusa?’. Luego mencionó que cuando estaba en Ucrania, o algo así, había contratado prostitutas. Y me dijo que yo sería ‘mejor que las prostitutas'», recuerda Beth.
Ahmed le dijo que su nombre era «Addy» y le pidió su número de teléfono. Intentó tocarla.
«Le dije que no innumerables veces. Y él me decía, ‘bueno, está bien, solo dame tu número de teléfono'», dice.
Beth estaba tiritando y pensó que, si le daba su número, la dejaría en paz.
«Él sabía que yo iba a la parada del autobús y que estaría solo durante aproximadamente una hora esperando mi autobús. Así que me quedé hablando por teléfono con mi mamá durante unos 30 minutos mientras ella trataba de tranquilizarme», cuenta
Beth sabía que lo de Ahmed no era solo una conversación. Algo estaba mal.
«No es inofensivo», dice. «Pasé toda la noche aterrorizada».
Emily es otra de las víctimas de Ahmed.
Un amigo de él lo filmó en secreto mientras se acercaba a la mujer, por entonces una estudiante de 20 años que vivía en Glasgow. Ahmed luego subió el video a su canal de YouTube.
Emily descubrió que su conversación estaba disponible en línea cuando yo le conté.
Su experiencia es algo que he escuchado de muchas mujeres que han sufrido acoso callejero
«Lo ridículo es que, en toda esa conversación, estoy sentada allí tratando de encontrar una manera de rechazarlo gentilmente», explica.
«No queremos que nos llamen ‘una perra’ por rechazar a alguien. No queremos que nos llamen ‘groseras’ por acabar con una interacción».
En el video, que ha sido eliminado, Ahmed se jactó de que si hubiera conocido a Emily de vacaciones, definitivamente habría tenido relaciones sexuales con ella.
«Los hombres suponiendo que las mujeres quieren tener sexo con ellos es parte de un problema considerablemente mayor en nuestra sociedad. En esa interacción estaba malinterpretando completamente mis señales», dice Emily.
Emily y Beth no eran las únicas. Cuando publiqué un video sobre la conducta de Ahmed en la plataforma digital de BBC Escocia, se se volvió viral, con aproximadamente 2 millones de reproducciones en línea en los primeros días.
Además, se realizó una manifestación en las calles de Glasgow dirigida por un grupo de mujeres preocupadas ante esta situación. En el Parlamento escocés la primera ministra Nicola Sturgeon dijo que estaba «conmocionada y horrorizada» por lo que había visto en el informe.
Y otras mujeres siguieron adelante con más denuncias. «Este hombre me acechó durante meses esperándome afuera de mi trabajo», decía una. «Este tipo me preguntó si podía ‘acompañarme a casa’… luego se puso agresivo conmigo», decía otra.
Más de una docena de mujeres entregaron detalles sobre Ahmed a la policía después de la publicación del video de BBC. Días después, Ahmed fuearrestado y acusado de una serie de incidentes de comportamiento amenazante y abusivo.
Cuando comencé a investigar a Ahmed, no sabía que él era parte de una industria de seducción mucho más amplia.
Descubrí que es solo uno de los muchos «artistas del ligue» que comparten técnicas de seducción y se promocionan mutuamente sus canales de YouTube.
Cuando se trata de resultados rápidos prometedores, hay una compañía que se destaca entre la multitud: Street Attraction (Atracción Callejera). Esta compañía ofrece lo que ellos describen como «campos de entrenamiento» que, en solo dos días, tendrían a los hombres «atrayendo a mujeres hermosas».
A los estudiantes de esta compañía les ofrecen tutoriales en línea, orientación de seguimiento y lecciones individuales sobre cómo dominar su masculinidad.
Street Attraction tenía más de 110.000 suscriptores de YouTube. Su fundador, Eddie Hitchens, incluso cobraba a quienes quisieran ver una de sus hazañas sexuales registradas secretamente.
«Grabar cosas tan íntimas no es fácil», Hitchens explica en uno de sus videos.
«Si una mujer sabe que está siendo filmada, obviamente no actúa de forma natural y, desde luego, no se dejará seducir por temor a que su reputación se arruine», dice.
«Pero como nosotros queríamos capturar reacciones reales, tuvimos que filmarlo de manera encubierta. Estilo guerrillero», agrega.
Ahmed se «entrenó» en Street Attraction. El campo de entrenamiento que él atendió fue filmado y posteado en su canal de Youtube.
Es por eso que terminé afuera del hotel Savoy, en el centro de Londres, en un curso de capacitación para aspirantes a «artistas de ligue».
Era un día sofocante y llevaba un grueso abrigo para esconder mi cámara y un micrófono.
Había seis estudiantes además del entrenador, Eddie Hitchens.
La primera tarea fue acercarse a una mujer en 30 segundos.
Yo, como el resto de los estudiantes, me dirigí al Puente de Londres que estaba lleno de policías uniformados y coloridos manifestantes.
Cuando me topé con un par de mujeres, no tenía idea de qué decir. Era la primera prueba del día y ya estaba enfrentándome a un problema. Le pregunté a un par de mujeres si esto era algún tipo de concierto.
«No», sonrió, «esto es una protesta».
Mi pregunta fue tan ingenua que realmente funcionó.
Comencé a charlar y, finalmente, otra mujer me ofreció un volante.
La conversación terminó cortésmente. Me despedí y volví con el resto.
Esto es lo que los entrenadores llaman un «acercamiento frío». Me dijeron que no importaba si me gustaba la mujer o no.
Hitchens señaló un «objetivo» y nos ordenó acercarnos bloqueando el camino de estas mujeres.
Nosotros, los estudiantes, teníamos un micrófono para que Hitchens pudiera escuchar y criticar nuestra actuación.
Al acercarme, me sentí incómodo. Todo el tiempo pensaba en mi hermana y en mis primas, y en lo que pensarían si algunos de estos estudiantes se acercara a ellas.
Rachel O’Neill, académica de la universidad London School of Economics (LSE), estudió la industria de la seducción durante 10 años.
«Existe la idea de que la seducción esencialmente es un plan que los hombres pueden seguir para interactuar con las mujeres», dice.
«Por lo tanto, se les da un conjunto de líneas más o menos programadas, y rutinas que pueden seguir»
«Ahora, los campos de entrenamiento pasan la mayor parte del tiempo en la calle, en bares, cafeterías, museos o cualquier espacio público, practicando estas técnicas, poniéndolas en práctica. Y eso significa que a menudo involuntariamente atraen a las mujeres a estas interacciones», añade.
Algunas de las mujeres a las que Hitchens nos pidió que «nos acercáramos» parecíanadolescentes. Entonces, le dije al entrenador que creía que eran demasiado pequeñas.
Tengo 31 años y no quería acercarme a alguien que parecía la mitad de mi edad.
Hitchens, que tenía 34 años en ese momento, me llevó a un lado para explicarme por qué necesitaba ser menos selectivo.
«No importa», me dijo. «Incluso si es menor de edad, no es ilegal detener a alguien…», me dijo
Día dos en el campo de entrenamiento.
Mientras estamos sentados en la plaza Trafalgar Square, en Londres, escuchamos al entrenador George Massey que nos cuenta sobre la lección del día: la «resistencia de último minuto al sexo» (LMR, por sus siglas en inglés).
Los «artistas del ligue» consideran que cuando las mujeres rechazan el sexo es un «intento simbólico», un obstáculo que hay que superar
«Tienes que ser el líder», explicó Massey. «Tienes que tomar la responsabilidad. ‘Sí, lo sé, solo soy un animal que no pude resistirme'».
En uno de sus videos, Hitchens declaró que el hombre debía seguir aumentando la intensidad si una chica le decía que iba «demasiado rápido».
Hitchens continúa diciendo: «Si ella dice, definitivamente tendremos sexo la próxima vez, puedes responder con: ¿por qué perder el tiempo? Es arrogante suponer que habrá una próxima vez».
«Existe una idea de que las mujeres ponen una cierta resistencia supuestamente simbólica antes de tener relaciones sexuales», explica Rachel O’Neill.
«Y esto es algo, nuevamente, bajo la lógica de la seducción que hacen las mujeres como una forma de tratar de salvaguardar su reputación. Y lo que realmente preocupa de esto es que crea una situación en la que el ‘no’ de una mujer nunca puede ser escuchado legítimamente como un no», agrega.
Massey nos presentó al próximo entrenador Richard Hood, a quien llamó el «Rey de LMR».
«Cuando llegues al departamento, dile que se quite los zapatos, es básicamente la primera parte de la escalada», nos dijo.
«Algunas chicas pueden ser difíciles. Si están con zapatos y chaqueta, te pueden decir ‘está bien, está bien, es suficiente por esta noche… dejaremos el resto para la próxima vez’… Y obviamente eso es frustrante», añadió Hood.
El entrenador, además, nos aseguró que los hombres están demasiado preocupados del consentimiento de la mujer.
«A veces los hombres son demasiado tímidos o demasiado asustadizos para seguir adelante porque (los hombres) quieren como… quieren tanto consentimiento. Quiero decir que muchos quieren… un permiso escrito de ella. Algo así como: ‘está bien que sigamos hasta el final’. Porque es un matiz, obviamente, tienes que… tienes que sentir el momento adecuado, y a veces es tu trabajo impulsar las cosas y liderar», dijo.
Le pregunté a la abogada criminal Kate Parker su opinión profesional sobre la «resistencia de último minuto al sexo» y le mostré algunos de los videos de los entrenadores.
«Creo que es realmente preocupante, porque está alentando a estos hombres jóvenes a pasar por alto cualquier señal de alerta que presenten estas mujeres y que deberían ser sensibles y estar alertas y responder», dijo.
«Por lo que he visto, todavía no parece haber ningún delito sexual allí. Pero cuanto más enseñan a la resistencia de última hora, y cuanto más les enseñan a estos jóvenes a ignorar cualquier signo de falta de consentimiento, más nos acercamos al territorio de la ofensa sexual», agregó
Cinco meses después de haber asistido a este entrenamiento, regresé a Londres, esta vez como periodista de la BBC, para desafiar a los entrenadores que había conocido.
Después de semanas de negarse a recibirme, encontré a Eddie Hitchens entrenando a otro grupo de hombres. Le pregunté por qué presionó a las mujeres para que tuvieran relaciones sexuales. Estaba indignado.
«Esto está completamente mal», dijo. «Esto está completamente mal. Lo has torcido completamente fuera de contexto… Hermano. Es un arte. Es un arte … Es completamente consensual».
«De hecho, ayudamos a los hombres… los ayudamos a prevenir la cultura de la violación para evitar que se involucren en algo ilegal o no consensuado».
Richard Hood, en tanto, negó haber enseñado a los hombres a cómo presionar a las mujeres para que tengan relaciones sexuales y dijo que todas las mujeres fueron grabadas con su consentimiento.
«Nunca filmamos chicas. Hemos tenido actrices», me dijo.
«¿Entonces no has hecho nada malo?», le pregunté. «Correcto». «¿Y no crees que estás violando la ley?», volví a preguntarle. «Por supuesto no», me respondió.
Después de hablar con Richard Hood, la compañía Street Attraction eliminó el video filmado en secreto sobre el que le pregunté.
Luego, poco antes de que se transmitiera el documental, YouTube eliminó más de cien videos publicados por Street Attraction.
Un portavoz de YouTube aseguró que la plataforma había «eliminado los canales Addy A Game y Street Attraction».
«YouTube prohíbe estrictamente el contenido sexual, gráfico o de acoso explícito. Nada es más importante que proteger la seguridad de nuestra comunidad, y continuaremos revisando y refinando nuestras políticas en esta área», afirmaron.
Otro entrenador de Street Attraction llamado George Massey me dijo más tarde que veía su rol como «ayudar a las personas en el mundo de las citas».
Aseguró que recibe cartas de agradecimiento de hombres que ahora están en relaciones saludables.
Por su parte, Hitchens negó haberles dicho a sus alumnos que debían acercarse a mujeres adolescentes.
«No es cierto», dijo. «Lo que enseño es exactamente esto. Averigua cuántos años tiene la chica antes de que hagas algo sexual (…) Ustedes básicamente están tergiversando lo que estamos haciendo. Es absolutamente asqueroso y nos vemos en los tribunales», dijo.
Mientras tanto, de vuelta en Glasgow, el juicio de Adnan Ahmed ha concluido.
Una víctima de 18 años afirmó que Ahmed, que ahora tiene 38 años, la detuvo en un centro comercial.
«Puso su mano en mi espalda, en mi cintura. Puso su mano en mi mejilla e intentó besarme. Alcé las manos y le pregunté qué estaba haciendo. No hubo conversación en absoluto. Luego le pregunté a un grupo de personas si podía estar junto a ellos porque me sentía vulnerable y aislada».
Al presentar pruebas, Ahmed dijo que su acercamiento a las mujeres era inofensivo y que, si descubría que las mujeres tenían 17 años o menos, se detenía.
El juez no estuvo de acuerdo.
Ahmed fue declarado culpable de cinco cargos de comportamiento amenazante y abusivo, y fue sentenciado a una pena de prisión.
Ya había pasado 9 meses en prisión preventiva.
Mientras el caso continuaba, Rita estaba en la corte para apoyar a las mujeres. Y es que ella también fue una de las denunciantes de las actividades de Ahmed, y fue su llamada a la BBC lo que provocó la investigación.
Rita pensaba que conocía a «Addy».
Ambos eran estudiantes de la universidad de Glasgow y compartían auto para ir a clases.
Un día, un amigo de Ahmed le mostró una serie de imágenes de Ahmed con mujeres semidesnudas en el auto y que estaban en su cuenta de Instagram y en su canal de YouTube.
«Estaba inundada en lágrimas y pensaba, ¿qué es esto? ¿Es como un proxeneta o es prostitución?», recuerda.
«Comencé a mirar los videos y me sentí enferma. Me sentí físicamente enferma. No se trataba de hablar con una chica, era mucho más oscuro. Ellas (las mujeres en sus videos) no saben que están siendo filmadas. No saben que son grabadas. Entonces, desde el principio es sórdido, está encubierto».
Esta es la era de #MeToo. Las mujeres están luchando contra el acoso masculino. Y mujeres como Rita, Beth y Emily finalmente son escuchadas.
«Me di cuenta que es un problema universal», afirma Rita. «Solo quiero que las mujeres y las jóvenes sepan que existen estos hombres depredadores, en nuestras universidades y en nuestros lugares de trabajo».
*Esta nota es una adaptación del documental de Myles Bonnar llamado «the seduction game». Mira aquí su versión original.