Le han vuelto a sorprender con los deberes sin hacer, pero conociendo al personaje era de esperar.
Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España que no se cansa de prometer de hacer tests y más tests para detectar casos de coronavirus, ve como los principales empresarios de la nación le vuelven a dejar en paños menores en algo tan esencial como la salud de los trabajadores
Amancio Ortega (Inditex) y toda una pléyade de responsables de grandes compañías españolas han decidido que no van a esperar a que se cumplan los anuncios propagandísticos del Palacio de La Moncloa y se han puesto manos a la obra para la adquisición de esas pruebas diagnósticas.
De hecho ya están en su poder y en pocos días van a comenzar a hacerlas entre sus empleados y además a un coste bastante razonable y con una fiabilidad contrastada.
Distribuidores, laboratorios médicos y empresas farmacéuticas, además de clínicas privadas, ofertan estos productos con total normalidad en el mercado a unos precios que van, en el caso de las pruebas PCR, de entre 100 y 140 euros, y en el caso de los test de anticuerpos se están ofreciendo, en algunos casos, kits de 20 test a 350 euros más IVA.
Además todo acorde a la ley. Estos empresarios no se están saltando ningún control y están informando puntualmente al Ministerio de Sanidad del material diagnóstico que han comprado. Todos los tests que se van a realizar han sido prescritos por un profesional sanitario.
La banca, el sector del automóvil, la industria y empresas medianas y grandes están ya haciendo estas pruebas a sus empleados. Seat anunció que haría tests a 15.000 empleados, al igual que las grandes empresas textiles y entidades financieras.
Inditex ha comenzado a hacer pruebas a parte de su plantilla. La compañía de Amancio Ortega está haciendo esos test bajo prescripción médica. El servicio médico de la compañía determina a qué trabajadores se les hace. En principio, se están realizando a empleados que hayan tenido contacto con algún contagiado, hayan tenido o presenten síntomas compatibles con la enfermedad o si ya la han superado.
La banca también ha diseñado una hoja de ruta de reincorporación que, en la mayoría de casos también contemplan hacer test a los trabajadores. Tres cuartas partes de lo mismo sucede con empresas de la automoción.
UN EJECUTIVO PARALIZADO POR LA MENTIRA
Lo cierto es que, tal y como reza el editorial del ABC de este 30 de abril de 2020, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha visto atrapado en una nueva espiral de mentiras y encima en una cuestión tan sensible como la salud de los ciudadanos:
Han pasado ya casi cincuenta días con España en estado de alarma, y cuarenta desde que Pedro Sánchez se comprometió públicamente a realizar test masivos de detección del coronavirus. Pero todo ha sido una mentira compulsiva. Muchos otros países como Alemania, Corea, Portugal y Grecia lo hicieron mejor porque diseñaron a tiempo un mapa solvente de contagio.
Sánchez es el promotor de un engaño masivo diseñado a conciencia, y ni siquiera explica por qué España sigue siendo uno de los primeros países del mundo en fallecidos por millón de habitantes, o por qué hay casi 35.000 sanitarios contagiados. España sigue sin hacer 100.000 test a la semana; sigue recurriendo a empresas turbias para la contratación millonaria de pruebas inservibles; y sigue sin saber, dos meses después, quién está realmente contagiado y quién no. Mientras eso no ocurra, cualquier desescalada improvisada será un peligro.
Remacha el editorial asegurando que los empresarios ya tienen bien claro que es imposible, a la par que un riesgo, fiarse de Pedro Sánchez:
Sánchez nunca ha sido fiable y ha hecho de la mentira su manera de entender la política. Por eso, el empresariado no se fía de él, ni del modelo social-comunista que ha implantado. Al Gobierno no le preocupa la reactivación económica de España, sino imponer su verdad orwelliana y un nuevo modelo de poder autoritario patrocinado por Pablo Iglesias. Vivimos bajo el síndrome de una mentira, y cuanto más tiempo sigamos sometiéndonos a él, antes perderemos la democracia.