Los seguros son un gran invento. Gracias a ellos, la sociedad dispone de una herramienta que permite eliminar las consecuencias de un evento adverso, compartiendo estos eventos entre de manera solidaria entre un colectivo. De esta forma, sufrimos un accidente grave o una simple fuga de agua en nuestra vivienda, no debemos asumir íntegramente el coste de reparar a los perjudicados, lo que probablemente nos dejaría en una situación financiera muy mala, sino que el seguro se hace cargo de las indemnizaciones. Los seguros sirven, por tanto, para proteger a las personas y a su patrimonio.
Si los simplificamos, los seguros tienen un funcionamiento bastante sencillo. El asegurado paga una prima (el precio del seguro) y, a cambio, la entidad aseguradora se obliga a indemnizar el daño producido o a pagar una cantidad, una renta u otra prestación en el caso de que se produzca un siniestro cubierto por el contrato.
¿Cómo funciona un seguro de vida?
Este esquema se aplica también a los seguros de vida, que suele cubrir dos tipos de riesgo: la muerte y la invalidez. El seguro de vida sirve para proteger al asegurado o a sus familiares para el eventual caso de que aquel fallezca o sufra un evento incapacitante que reduzca sus ingresos. El seguro de vida es por tanto una garantía de que, en el peor de los escenarios posibles, la familia podrá afrontar económicamente esas circunstancias complicadas y gracias a este dinero tener el tiempo suficiente para reconducir esa difícil situación.
Sin embargo, a pesar de sus incuestionables ventajas, algunos seguros arrastran cierta mala fama. La razón es sencilla: ciertas aseguradoras y en especial algunos bancos han aplicado durante años altos márgenes de ganancias, cobrando primas muy caras. Tampoco ha ayudado el hecho de que a veces pongan todo tipo de problemas formales, agarrándose a cláusulas enrevesadas de difícil interpretación, para que al asegurado le cueste recibir la cantidad asegurada. Si después de años pagando una prima, el asegurado tiene problemas para cobrar el seguro cuando sufre el daño, la reputación de la aseguradora quedará por los suelos.
Seguros de vida más baratos
Afortunadamente, ya es posible contratar un seguro de vida un 30% más barato que en tu banco. ¿Cómo? Reduciendo los costes que los bancos y las aseguradoras clásicas mantienen, y que aseguradoras nativas digitales pueden abaratar, gracias al uso de la tecnología.
Coventia es una de estas empresas. Se trata de una agencia de suscripción con sede en España inscrita y supervisada por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones y respaldada por una de las aseguradoras líderes en la península ibérica. El hecho de ser una Agencia de Suscripción digital permite a Coventia aplicar unos procesos de gestión más eficientes que algunas aseguradoras tradicionales o que las aseguradoras vinculadas a los bancos, lo cual permite ajustar el precio en beneficio del asegurado.
Pero, además, la apuesta por la tecnología permite simplificar los trámites, haciendo el proceso más sencillo para el consumidor. Uno de los inconvenientes a la hora de suscribir un seguro era la necesidad de realizar algunos trámites presencialmente. Ahora, ya no es necesario: Coventia ofrece la contratación online o por teléfono, y solo necesita el recibo del seguro anterior para ofrecer un seguro de vida.
Coventia aspira a ofrecer el mejor seguro al mejor precio posible, pero también destina el 5% de sus beneficios a iniciativas sociales, ofreciendo al asegurado escoger a qué organización se destina esa cantidad.
