Son tiempos duros. Conste de todas formas, que no ha sido ‘El Confidencial’ el único que ha apretado a Iberdrola, a la espera del mana en forma de ‘inserción publicitaria’, ‘acuerdo institucional’, ‘convenio’ o como quieran llamarle a la pasta.
En cualquier caso, nunca se ha visto un caso de menor solidaridad con una parte de un medio cuyo acoso sistemático a la multinacional española era vox populi en todas las redacciones.
Quizás por ello solo una minoría se ha solidarizado con el periódico ‘agraviado‘.
Tras años de acoso sistemático a la segunda empresa privada eléctrica del mundo, fruto de un ‘desencuentro mercantil‘ entre la propiedad de El Confidencial y la dirección de Iberdrola, varios periodistas de dicho medio abrieron fuego contra la compañía eléctrica ante el estupor de la mayoría de la profesión.
Lejos de amilanarse, la empresa no cedió a las ‘pretensiones‘ económicas de la gerencia de El Confidencial, sufriendo sin embargo una campaña de acoso y derribo que ha acabado en los juzgados.
‘Son ahora los tribunales los que ahora tendrán que discernir entre el periodismo o la calumnia.
Este periódico ha tenido acceso a las más de ciento veinticinco páginas entregadas por Iberdrola en sede judicial, en las que se pormenorizan las que a juicio de la firma son falsedades, precisamente calumnias y medias verdades. Un dossier de pruebas que tendrán que ser valoradas por sus señorías con el fin de redactar una sentencia que fijará un antes y un después en el periodismo español.
Los escasos apoyos recibidos por El Confidencial se deben a que los hechos eran y son del todo conocidos por parte de la profesión.
Como dicen desde la empresa:
«No se trata de libertad de información sino de impunidad para la calumnia».
Y esa frontera, claramente delimitada para todos, fue la que traspasaron algunos, y solo algunos, de los periodistas de El Confidencial.
Por el contrario, Iberdrola ha recibido numerosas muestras de solidaridad sobre lo que se venía comentando era una campaña de acoso y derribo en las redacciones de todos los medios.
Es cierto, por otra parte, que la inmensa mayoría de los periodistas de este periódico son ajenos a las ‘pretensiones mercantiles‘ insatisfechas por la empresa editora.
Pero también es cierto que será ésta la que responda ante la Justicia.