El ejercicio consistía corregir todos los errores de base que contenían, con el añadido, según el profesor, de que eran cinco.

Citan en una Facultad de Ciencias Económicas un artículo del economista Antonio Merino (Repsol) como ejemplo de errores económicos flagrantes

Sostiene Merino que en 2021 las horas de gas fueron solo el 10% y que lo que hicieron las eléctricas fue producir electricidad hidroeléctrica y cobrándola como el gas.

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Nos llama a esta redacción este mediodía un padre de un alumno de Ciencias Económicas, universidad que nos pide omitir, diciéndonos que le han puesto a su hijo un ejercicio en Primero de Ciencias Económicas

Hasta ahí no hay novedad alguna. El caso es que el profesor de Teoría Económica les ha llevado un artículo de un colega, Antonio Merino, y el ejercicio consistía corregir todos los errores de base que contenían, con el añadido, según el profesor, de que eran cinco.

Los alumnos, que son de Primero, acaban de estudiar el marginalismo, teoría que explica que los productores venden sus productos al coste de la última unidad producida (marginal). Lo que pasa en cualquier mercado.

En la electricidad, defienden los profesores, se factura por horas y, cuando se tira de eólica se cobra esa hora el precio barato del viento y la hora que se tira del gas se cobra el precio caro del gas.

Esto es así para todo el mundo… salvo para Antonio Merino. Según él el mercado sufre distorsiones que impiden que esto se produzca. Por ejemplo, en algunos países, dice, al prohibirse las nucleares se demanda tanto gas que sube el precio de éste. Como si la distorsión no la tuviera interiorizada el mercado. Confunde ´distorsión´ con ´restricción´. Porque el caso es que el precio marginal de la electricidad se debe, sea la que sea la razón, a la elevación del precio del gas que casi todo el mundo dice que hay que topar (menos las gasistas y las petroleras).

Sostiene Merino que en 2021 las horas de gas fueron solo el 10% y que lo que hicieron las eléctricas fue producir electricidad hidroeléctrica y cobrándola como el gas. Lo que desconoce Merino es que si se cobrara la energía hidroeléctrica al precio del agua, al ser más barata, los pantanos se quedarían secos en dos días, el medio ambiente destruido y los ríos vacíos de caudal. Por eso la energía hidroeléctrica no cobra el precio del agua, porque en un pantano el agua es la que hay y se agota, no como la eólica,, y por lo tanto debe cobrar su coste de oportunidad. ¿Y cuál es su coste de oportunidad?. ¡el precio del gas!

Propone el economista que cada fuente de energía -eólica, solar, ciclo combinado, etc-, marque su precio en función de su coste marginal. Es decir, que las patatas no se venderían al precio que marque el mercado, el cruce de la oferta y la demanda, sino el que diga, imaginamos, una entidad competente que registre el coste medio de cada fuente energética.

Y así se castiga a las renovables y las petroleras y gasistas, que son las responsables, hacen su agosto. Nadie invertiría en renovables y volveríamos a la carbonización del planeta. Dice el padre de este alumno, que prefiere pasar en el anonimato, que el ejercicio de la Facultad de Económicas ha dejado en evidencia a más de uno.

Decir que las empresas eléctricas tienen los denominados winfall profits es un análisis bastante falso e intencionado, por algunas partes. Y es que las eléctricas tienen su producción vendida a clientes finales con meses o años de antelación. Una variación en el precio actual del mercado no afecta a los contratos que ya estén formalizados a precio fijo, ya que más del 80% de su energía está vendida a largo plazo. De hecho, estas empresas ya están enviando a REE declaraciones auditadas mensuales de la energía producida y de la energía vendida y, en esas declaraciones se puede comprobar que toda la energía mensual se vende a precio fijo.

Además, el sector eléctrico realiza inversiones a 20, 30 o 40 años. Son periodos muy largos. Los resultados de las eléctricas hay que verlos en relación a sus inversiones. Vale la pena solamente constatar la evolución del valor de las acciones y el beneficio operativo de las empresas dedicadas a combustibles fósiles con los que tuvieron las empresas eléctricas para verificar quienes experimentaron más incrementos. Durante la crisis tanto la cotización bursátil como el beneficio de las empresas petroleras y gasistas se ha disparado mientras que el de las eléctricas no, mostrando la dispar situación actual de las empresas de fósiles y no las renovables.

De hecho, las petroleras subieron en el parqué más de un 50% de media en 2021, mientras que el sector eléctrico tuvo un comportamiento bastante negativo el ejercicio pasado.

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