El Banco de España lamenta que la situación de Irlanda haya supuesto un ataque injustificado contra los «stress test» del resto de países de la UE.
Fuentes del regulador explican que el objetivo de los test de esfuerzo del sistema financiero de los Estado miembro era la de ofrecer información muy detallada a los mercados.
Este ejercicio de transparencia, según el Banco de España, se ha hecho con «mucho rigor», especialmente en el caso de España, que analizó a prácticamente el 98% de su sistema financiero.
Pero este organismo admite que una cosa es la realidad de la situación del sector financiero y otra cosa distinta lo que opinan los mercados.
Y es ahí, según el regulador, donde se produce una distorsión, puesto que mientras el sistema financiero es sólido, los inversores se resisten a ver la realidad y se suben a la tendencia negativa general.
Pero esta situación puede neutralizarse mediante la «transparencia, los datos y el rigor» y perfeccionando la política de transparencia, de ahí las nuevas exigencias a las entidades de detallar más sus carteras crediticias en los resultados trimestrales.
Respecto a la comparación entre los sistemas financieros español e irlandés, el Banco de España lo tiene claro puesto que existen importantes diferencias.
En cuanto al peso de los activos sobre el PIB, el de Irlanda es más del doble que en el caso de España, de ahí que el tamaño «no sea un problema».
Además, España está en línea con lo que ocurre en países como Francia, Alemania, Italia o Portugal.
Y tampoco es un problema, a juicio del Banco de España, la concentración de activos de las cinco entidades más importantes del país. En este caso los activos totales de las cinco primeras entidades irlandesas triplican el caso de España.
Si se analiza la exposición sobre el PIB de las carteras de construcción y promoción inmobiliaria, los registros sitúan a España 20 puntos por debajo de Irlanda.
Por todo ello, el regulador concluye que la situación del sistema financiero español es diferente a la de Irlanda.
