La comparecencia del Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, entre los dos Secretarios de Estado que ha importado de los gobiernos autonómicos de Madrid y de Galicia, Antonio Beteta y Marta Fernández Currás, ha permitido que una simple foto se convirtiese en una editorial: los modelos de austeridad y control del déficit de la Comunidad de Madrid y de la Comunidad gallega, marcan el modelo a seguir por el gobierno del Estado. —El déficit público de 2011 se dispara al 8,51% del PIB—
El señor ministro se presentó ante los españoles para darnos una pésima noticia: el déficit público que ha surgido al fin a la superficie deja al país al pie de los caballos para afrontar 2012 y, probablemente, años sucesivos. Zapatero y su vasca no han dejado ni las telarañas, pero ante Europa y los mercados se tienen que examinar Rajoy y sus chicos.
El desmadre generalizado en las administraciones del Estado, la central, las autonómicas y las locales, ha recorrido como un escalofrío helénico la geografía española. Aunque en este feo asunto no hay inocentes del todo, las cuentas han dejado al descubierto culpabilidades nocturnas y alevosas.
Madrid y Galicia, por ejemplo, se mueven en la estrecha franja del aprobado por los pelos. Pero el resto de autonomías en general, con auténticos esperpentos en particular, han contribuido a dejar el déficit por las nubes y al gobierno condenado a buscar 45 mil millones de euros debajo de las piedras. —Galicia, segunda región con menor déficit en 2011—
A nadie le extraña ahora que, el veterano Ministro recaudador del reino, condenado a combinar durante unos años gestión con miulagros, le haya expropiado a Madrid al que fue Consejero de Economía y Hacienda con Esperanza Aguirre, y a Galicia la que fue conselleira de Facenda con Alberto Núñez Feijóo.
Han sido, en los últimos años de crisis, los alumnos más aventajados en la asignatura pendiente de contener el déficit en sus respectivas comunidades autónomas.
Cristóbal Montoro tiene por delante unos cuantos años para demostrar si sabe hacer milagros de los panes y los peces. Lo que ya ha demostrado con los nombramientos de sus colaboradores de confianza, una vez analizada la radiografía del déficit público de todas las Españas, es que tiene buena vista.