La patronal también entra y sin remilgos a la piñata de las subvenciones con dinero público
Si el Gobierno Rajoy quiere realmente ahorrar, no basta con que se fije en la factura energética. Los principales sindicatos y la patronal se repartieron el año 2011 más de 175 millones en subvenciones para cursos de formación para el empleo, según se desprende de las cifras publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Se lleva la palma UGT, que a través de sus diferentes federaciones gestionó 79,5 millones de euros en 2010. Le sigue a corta distancia CCOO, que recibió 74,9 millones, mientras que CEOE y Cepyme manejaron en conjunto 21,4 millones.
El debate está abierto: ¿Deben o no deben ser subvencionados con dinero público los sindicatos?.
Susana Criado, periodista de Intereconomía TV, es partidaria del No. José Cervera, periodista, apuesta por el Sí.
Susana Criado: No. Ni los sindicatos, ni los empresarios, ni el cine, ni las energías renovables… Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores deberían vivir de las cuotas de sus afiliados. El problema es que el trabajador español no se siente representado por ellos. Según la Comisión Europea, únicamente el 10% de los trabajadores españoles paga cuotas a algún sindicato, uno de los porcentajes más bajos de la UE junto a Estonia y Letonia.
José Cervera: Sí. Los sindicatos son necesarios. Nacen de una desigualdad económica fundamental entre patronos y obreros, que favorece a quienes tienen capital. Para que exista un mercado de trabajo equilibrado es fundamental que el trabajo tenga capacidad de defender sus intereses, y sólo tiene un modo de hacerlo: asociarse en estructuras que superen el ámbito del individuo e incluso la empresa particular. Al representar a una de las partes en el mercado laboral, los sindicatos reducen la conflictividad social vía negociación.
Susana Criado: ¿No tienen suficiente con lo que reciben de bancos y Cajas de Ahorros? ¿De las empresas públicas en las que se sientan sus delegados una vez al mes a cambio de recibir jugosas remuneraciones? Cada vez que escucho a José Ricardo Martínez, de UGT Madrid, bramar contra los bancos se me abren las carnes. ¿Cómo puede uno convertirse en el azote de los bancos al tiempo que está comiendo de ellos? Es esta doble cara la que ha llevado a los sindicatos a perder toda su credibilidad: cuando se ve a este señor -el liberado sindical y consejero de los 180.000 euros de Bankia- con la pancarta contra la reforma laboral del Partido Popular, o a otros sindicalistas en cruceros de lujo, en restaurantes de 300 euros el cubierto y con Rolex en la muñeca.
José Cervera: Los sindicatos y su vital papel social aparecen en la Constitución Española de 1978, en concreto en los artículos 7, 28, 127 y 131/2. El derecho de asociación sindical libre está reconocido textualmente (artículo 7). Parece razonable entonces que el Estado provea al mantenimiento de organizaciones que la Carta Magna considera tan importantes.
Susana Criado: Estos sindicatos no defienden a los trabajadores, sino que sólo sirven para controlar y azotar al Gobierno si les recorta sus privilegios. Es lo que ha pasado en el caso de la reforma laboral: pierden el monopolio de los cursos de formación y pierden poder de negociación con la empresa.
José Cervera: La actual política de subvenciones procede de los Pactos de la Moncloa y del papel estabilizador que tuvieron estas organizaciones ante las reformas económicas necesarias para transformar la estructura productiva del país con el fin de adaptarlo a su presente democrático y europeo. Además está el factor de la devolución a sus organizaciones propietarias originales del patrimonio de los sindicatos verticales franquistas, que había sido incautado tras la Guerra Civil.
Susana Criado: El país no está para tirar el dinero con aquellos que amenazan con convocar una huelga general que nos costaría más de 2.000 millones de euros, ni tirar el dinero en aquellos que retan a los políticos al convocar una manifestación el 11-M olvidándose de las víctimas del terrorismo.
José Cervera: La mayor parte de las subvenciones que reciben hoy las organizaciones sindicales está relacionada con programas de formación de los trabajadores. Dada la imperiosa necesidad de remodelar, modernizar y adaptar al futuro la fuerza laboral española, la reducción de los recursos dedicados a formación parece una pésima idea.
NOTA.- leer debate original en ‘La Gaceta’