Sin consumo, sin construcción, con un turismo renqueante
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El panorama económico español sigue ensombreciéndose. Las malas perspectivas de este año podrían no ser una excepción, y cada vez más economistas ven cerca la posibilidad de varios años perdidos, incluso más de una década.
El endurecimiento de las políticas del Gobierno, unido a los fuertes recortes presupuestarios y el anémico ritmo del crédito bancario podrían estar sentando las bases de años de estancamiento que incluso podrían provocar un rescate por parte de los socios de la Unión Europea.
Con una economía en su segunda recesión en tres años, un desempleo muy alto y una creciente subida de los intereses de la deuda, algunos economistas están prediciendo una década perdida similar a la de los años 90 en Japón, década de la que nunca se recuperó completamente.
Ecos de Japón
Ante este panorama, algunos economistas ven cada vez más similitudes con la situación de Japón en los 90. Una ola de austeridad en 1997, mientras el sector privado se estaba desapalancando con tipos de interés cercanos a cero provocó cinco trimestres de contracción y un déficit público enorme.
«La recesión durará mucho más si el gobierno continúa insistiendo en consolidación fiscal cuando el sector privado está reduciendo su deuda al mismo tiempo», explicó Richard Koo, economista del Instituo de Investigación de Nomura.
«El gobierno debería reconocer que España está sufriendo una enfermedad muy rara llamado recesión de balance (balance sheet recession) que ocurre solo después del pinchazo de una burbuja de activos a nivel nacional financiados con deuda», añadía Koo, que acuño la definición de recesión de balance para explicar lo ocurrido en Japón en los 90.
A pesar del bajo nivel de tipos de interés del BCE, durante este tipos de recesiones de balance, la política monetaria laxa no estimula el crédito como lo hace durante una caída de la economía normal, añadió el analista.
«A Japón le llevó 10 años salir de su error de política. Odio ver a España siguiendo el mismo camino».
La situación se agrava, el rescate sobrevuela
Mientras, los mercados han vuelto a poner a España en el punto de mira por encima de Grecia u otros países rescatados.
El problema es que la economía española es más del doble que la de los tres países rescatados, lo que convierte al país en demasiado grande como para dejarlo caer. Mientras, los intereses de la deuda siguen creciendo, dificultando más la situación actual.
«Si el gobierno tiene grandes déficits de manera consistente en medio de una recesión muy profunda es posible que los intereses suban más«, explicó a la agenda Ben May, de Capital Economics.
«Hay riesgo de que finalmente España necesite pedir un rescate para conseguir financiación a tipos de interés razonables».
Mientras, al igual que en otros países europeos, la demanda doméstica, uno de los motores del boom de principios de siglo, parece difícil que vuelva para salvar la economía, que el Gobierno espera que se contraiga un 1,7% este año.
Con el pinchazo inmobiliario y la caída del precio de la vivienda (que según algunos analistas debe retroceder otro 30% de media), la construcción, sector que ha sufrido una auténtica hemorragia de desempleo, tampoco parece que vaya a tirar.
El turismo, que supone alrededor de un 11% del PIB, tampoco tiene perspectivas muy positivas, a pesar de la recuperación propiciada el año pasado por los problemas en el norte de África. Por ejemplo, Sol Meliá ha tenido que vender activos en el último trimestre para reducir su deuda.
El crédito bancario también ha sufrido un estancamiento. Y con la reforma financiera, que obligará a las entidades a provisionar otros 50.000 millones de euros, parece también difícil que vuelva.
«No veo ningún crecimiento del crédito este año. No va a crecer con la caída de la economía», aseguró una fuente financiera de alto rango.
Esta sequía de crédito está afectando tanto a las grandes compañías solventes como a las familias que se atreven a pedir una hipoteca.
«Somos una de las compañías más sanas de España pero los bancos simplemente no quieren prestar», aseguró un ejecutivo de un blue chip que pidió el anonimato, que añadió que al menos ellos podían acudir a los mercados de bonos, pero que las compañías más pequeñas no podían.
Sin consumo, sin construcción, con un turismo renqueante, un paro disparado y con crédito escaso, la economía española podría enfrentarse a 10 años de parálisis económica tras un comienzo de siglo XXI marcado por los excesos inmobiliarios y de deuda.