Moltó, a diferencia de Blesa, sí ha recibido el varapalo del organismo supervisor
Se lo llevaron crudo. Se autoconcedieron indemnizaciones millonarias y prejubilaciones de oro. Y gestionaron fatal. Pero, a pesar de su molicie, incompetencia y caradura no rendirán cuentas ante el juez.
Los antiguos máximos responsables de Caja Madrid, CCM, España-Duero, Caixa Galicia o Cívica escapan, de momento, de la investigación judicial aunque su gestión forzó las fusiones con ayudas en 2010.
Explica F.T. en ‘El Economista’ que en las últimas semanas muchos exgestores de las cajas de ahorros que han necesitado ayudas públicas están desfilando por los juzgados -principalmente la Audiencia Nacional- para responder por sus actuaciones al frente de estas entidades.
La justicia investiga no sólo la apropiación indebida de prejubilaciones millonarias, sino también el fiasco de unas decisiones que han llevado a la ruina a buena parte del sector.
El caso más relevante es el de Bankia, por su dimensiones. Cinco presuntos delitos son los que ha llevado a los tribunales a su exconsejo de administración.
Pero sólo a los 33 miembros que estaban presentes tanto en la entidad como en la matriz, BFA, en el momento de la salida a bolsa, julio de 2011.
El escándalo aún no ha salpicado a buena parte de los gestores de las cajas fundadoras del grupo. Uno de estos salvados de y por la justicia es Miguel Blesa, responsable de Caja Madrid (ahora Bankia) durante la época del boom inmobiliario.
Su número dos, Matías Amat, es otro que está incluido en una larga lista. Nombres como Juan Pedro Hernández Moltó, José Luis Méndez, Santos Llamas, Julio Fermoso, José Ignacio Lagartos, etc. aparecen en ella.
Blesa y Amat han logrado escabullirse del caso. Es más, el juez que investiga la causa, Fernando Andreu, rechazó en octubre imputar al primero por cuestiones de forma (no de fondo), a pesar de que buena parte de la documentación reclamada para la investigación se refería al periodo de su mandato.
En 2006, cuando Blesa era presidente de Caja Madrid, el Banco de España alertó por carta de que la entidad estaba incurriendo en riesgos inmobiliarios excesivos. Cuatro años después la caja tuvo que llevar a cabo una macrooperación de fusión con Bancaja y otras cinco de menor tamaño.
La integración fue anunciada apenas cinco meses después de que Blesa dejara el cargo tras una larga lucha con Esperanza Aguirre por mantenerse en el poder. Tras perder la batalla fue sustituido por Rodrigo Rato.
Blesa ha sufrido, de momento, de refilón el caso. Tan sólo ha sido llamado por el Congreso para dar explicaciones por su gestión en la comisión de investigación abierta para esclarecer todo el proceso de reestructuración. Acudirá el 27 de noviembre de 2012.
El mismo día también asistirá otro de los salvados de y por la justicia, Juan Pedro Hernández Moltó. La Audiencia Nacional sostuvo que el expresidente de CCM -primera caja que fue intervenida por el Banco de España en marzo de 2009- no se enriqueció y desestimó las acusaciones.
Moltó, a diferencia de Blesa, sí ha recibido el varapalo del organismo supervisor. Sobre sus espaldas recae un expediente de inhabilitación de cinco años, además de una multa de 155.000 euros.
Además, la causa por la quiebra de CCM se ha reabierto con la demanda presentada este verano por Manos Limpias contra Moltó y diferentes miembros del consejo de administración de la caja manchega al considerar que hubo despilfarro de dinero generalizado, con el gasto de viajes y regalos para empleados y familiares.
Su número dos, Ildefonso Ortega, ha escapado, del mismo modo, de las sentencias judiciales. Como Moltó cuenta con un expediente similar, pero se ha librado de cualquier cargo de tipo jurídico.
La entidad tuvo que ser rescatada por un agujero superior a los 3.000 millones. Tras su intervención fue adjudicada a Cajastur y al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Ortega se prejubiló de la entidad con más de 1 millón de euros en su bolsillo.
La gran prejubilación
Quien se llevó una indemnización muy superior fue el exdirector de Caixa Galicia, José Luis Méndez: 16,5 millones de euros.
Su nombre no figura en la investigación de la Audiencia Nacional por las jubilaciones millonarias de esta entidad y Caixanova justo antes de su fusión que dio fruto a Novagalicia.
Méndez abandonó el cargo un mes antes de la fecha en la que el juez ha iniciado el estudio de los hechos. La Fiscalía Anticorrupción analiza ahora la querella presentada por un particular. Novagalicia necesita otros 7.000 millones para sobrevivir.
De otros exgestores ni siquiera se conoce la cuantía que se llevaron al abandonar sus cargos, como los exresponsables de las cajas castellanas España y Duero (Santos Llamas, Lagartos y Julio Fermoso), ambas con un déficit de capital superior a los 2.000 millones.
Otras cajas y sus gestores han corrido mejor suerte. Las integrantes de Banca Cívica, entre ellas Cajasol y Caja Navarra, encontraron un socio que salvó su futuro, La Caixa.
Cívica, que había recibido casi 1.000 millones de ayudas para su constitución, a principios de este año evitó la nacionalización con un acuerdo con el grupo catalán.
No hay ninguna causa abierta por el fiasco de Cívica contra sus responsables: el presidente de Cajasol, Antonio Pulido, y su homólogo en Caja Navarra, Enrique Goñi.