Eduardo Zaplana, Miguel Boyer, José Folgado, Carlos Solchaga, Josep Piqué, Rafael Arias Salgado, Pío Cabanillas, Isabel Tocino, Jordi Sevilla, Josu Jon Imaz, José María Michavila, Juan Miguel Villar Mir, Anna Birulés, Abel Matutes...
El patinazo es antológico y probablemente le costará un pastón, porque varios de los que alegremente citó como dueños de cuentas ilegales en Suiza, anuncian ya en privado que lo van a demandar.
Julio Anguita, excoordinador federal de IU, ha metido la pata hasta el corvejón.
Con papeles en la mano y voz firme, el político reveló en el programa Pido la Palabra de Canal Sur los nombres de políticos que, según su información, tienen dinero opaco en Suiza.
El problema es que la información en la que se basa Anguita es un informe del profesor Vincenç Navarro realizado a raíz de un artículo publicado por The New York Times y que fue manipulado hace unos meses, de tal forma que se agregaron a posteriori y «de forma maliciosa» todos los nombres a los que se refiere Anguita.
Lo contó en su momento el propio Navarro en su blog:
«En la copia fraudulenta que ustedes han publicado, se añade toda una larga lista de personalidades españolas que ni estaban en el artículo del New York Times ni en mi artículo original».
Anguita, que anda repartiendo ‘carnets‘ de demócrata y ciudadano ejemplar, no debía estar enterado de todo ello, a pesar de que figura en el blog de Navarro, y aprovechando que sus amigos de Canal Sur le daban cancha, se lanzó de cabeza.
En el programa ‘Pido la palabra’ de Canal Sur, el cordobés se explayó este 1 de diciembre de 2012 acusando a diversos altos cargos de PSOE y PP, tanto presentes como de etapas pasadas.
«¿Qué pensar de quienes han utilizado el dinero del pueblo andaluz en los EREs? Alguien aquí ha ‘trincado'», comenzó exponiendo.
«El catedrático de varias universidades norteamericanas español Vicenç Navarro trae unos estudios que hizo el Financial Times acerca de dónde va la gente que tiene dinero en nuestro país».
«Resulta que un empleado de la banca suiza, enfadado con su patronal, dio un listado de personas que tenían dinero opaco metido allí. El primero era Emilio Botín, que tenía 2.000 millones de euros y a continuación daba 269 voy a poner españoles entre comillas».
«A continuación daban 569 españoles«, prosiguió Anguita, antes de eniumerar lo más granado de la lista:
«El padre de Artur Mas, José María Aznar, Dolores de Cospedal, Rodrigo Rato, Narcís Serra, Eduardo Zaplana, Miguel Boyer, José Folgado, Carlos Solchaga, Josep Piqué, Rafael Arias Salgado, Pío Cabanillas, Isabel Tocino, Jordi Sevilla, Josu Jon Imaz, José María Michavila, Juan Miguel Villar Mir, Anna Birulés, Abel Matutes… ¿para qué vamos a seguir?».
No siguió, pero si María Dolores de Cospedal y otros como Jordi Sevilla, no aceptan sus disculpas, que todavía no se han producido, lo va a sentir y donde más duele: en su cuenta corriente. Lo van a crujir en los juzgados.
EL ARTÍCULO ORIGINAL DE VICENÇ NAVARRO
LA BANCA, EL FRAUDE FISCAL Y EL NEW YORK TIMES
21 de octubre de 2011
El New York Times ha ido publicando una serie de artículos sobre Emilio Botín, presentado por tal rotativo como el banquero más influyente de España, y Presidente del Banco de Santander, que tienen inversiones financieras de gran peso en Brasil, en Gran Bretaña y en Estados Unidos, además de en España. En EEUU el Banco de Santander es propietario de Sovereign Bank.
Lo que le interesa al rotativo estadounidense no es, sin embargo, el comportamiento bancario del Santander, sino el de su Presidente y el de su familia, así como su enorme influencia política y mediática en España. Un indicador de esto último es que ninguno de los cinco rotativos más importantes del país ha citado o hecho comentarios sobre esta serie de artículos en el diario más influyente de EEUU y uno de los más influyentes del mundo.
Es de suponer que si se escribieran artículos semejantes, por ejemplo, sobre el Presidente Zapatero, tales reportajes serían noticia. No así en el caso Emilio Botín.
Una discusión importante de tales artículos es el ocultamiento por parte de Emilio Botín y de su familia de unas cuentas secretas establecidas desde la Guerra Civil en la banca suiza HSBC.
Por lo visto, en las cuentas de tal banco había 2.000 millones de euros que nunca se habían declarado a las autoridades tributarias del Estado español.
Pero, un empleado de tal banco suizo, despechado por el maltrato recibido por tal banco, decidió publicar los nombres de las personas que depositaban su dinero en dicha banca suiza, sin nunca declararlo en sus propios países.
Entre ellos había nada menos que 569 españoles, incluyendo a Emilio Botín y su familia, con grandes nombres de la vida política y empresarial.
Según el New York Times, esta práctica es muy común entre las grandes familias, las grandes empresas y la gran banca. El fraude fiscal en estos sectores es enorme.
Según la propia Agencia Tributaria española, el 74% del fraude fiscal se centra en estos grupos, con un total de 44.000 millones de euros que el Estado español (incluido el central y los autonómicos) no ingresa.
Esta cantidad, por cierto, casi alcanza la cifra del déficit de gasto público social de España respecto la media de la UE-15 (66.000 millones de euros), es decir, el gasto que España debería gastarse en su Estado del Bienestar (sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios a personas con dependencia, y otros) por el nivel de desarrollo económico que tiene y que no se gasta porque el Estado no recoge tales fondos. Y una de las causas de que no se recojan es precisamente el fraude fiscal realizado por estos colectivos citados en el New York Times.
El resultado de su influencia es que el Estado no se atreve a recogerlos. En realidad, la gran mayoría de investigaciones de fraude fiscal de la Agencia Tributaria se centra en los autónomos y profesionales liberales, cuyo fraude fiscal representa -según los técnicos de la Agencia Tributaria del Estado español- sólo el 8% del fraude fiscal total.
Es también conocida la intervención de autoridades públicas para proteger al Sr. Emilio Botín de las pesquisas de la propia Agencia Tributaria.
El caso más conocido es la gestión realizada por la ex Vicepresidenta del Gobierno español, la Sra. De la Vega, para interrumpir una de tales investigaciones. Pero el Sr. Botín no es el único. Como señala el New York Times, hace dos años, César Alierta, presidente de Telefónica, que estaba siendo investigado, dejó de estarlo.
Como escribe el New York Times con cierta ironía, «el Tribunal desistió de continuar estudiando el caso porque, según el juez, ya había pasado demasiado tiempo entre el momento de los hechos y su presentación al tribunal».
Una medida que juega a favor de los fraudulentos es la ineficacia del Estado así como su temor a realizar la investigación. Fue nada menos que el Presidente del Gobierno español, el Sr. José Ma Aznar, que en un momento de franqueza admitió que «los ricos no pagan impuestos en España».
Tal tolerancia por parte del Estado con el fraude fiscal de los súper ricos se justifica con el argumento de que, aún cuando no pagan impuestos, las consecuencias de ello son limitadas porque son pocos.
El Presidente de la Generalitat de Catalunya, el Sr. Artur Mas, ha indicado que la subida de impuestos de los ricos y súper ricos tiene más un valor testimonial que práctico, pues su número es escaso. La solidez de tal argumento, sin embargo, es nula. En realidad, alcanza niveles de frivolidad.
Ignora la enorme concentración de las rentas y de la propiedad existente en España (y en Catalunya), uno de los países donde las desigualdades sociales son mayores y el impacto redistributivo del Estado es menor. Los 44.000 millones de euros al año que no se recaudan de los súper ricos por parte del Estado hubieran evitado los enormes recortes de gasto público social que el Estado español está hoy realizando.
Pero otra observación que hace el New York Times sobre el fraude fiscal y la banca es el silencio que existe en los medios de información sobre tal fraude fiscal.
Tal rotativo cita a Salvador Arancibia, un periodista de temas financieros en Madrid, que trabajó para el Banco Santander, que señala como causas de este silencio el hecho de que el Banco Santander gasta mucho dinero en anuncios comerciales, siendo la banca uno de los sectores más importantes en la financiación de los medios, no sólo comprando espacio de anuncios comerciales, sino también proveyendo créditos -aclara el Sr. Salvador Arancibia- «….medidas de enorme importancia en un momento como el actual, donde los medios están en una situación financiera muy delicada».
De ahí que tenga que agradecer al diario que se atreva a publicarlo, porque hoy, artículos como los que publica el New York Times y el mío propio, no tienen fácil publicación en nuestro país. Es lo que llaman «libertad de prensa».