¿Es España un país realmente libre? ¿Qué debe hacerse para alcanzar un mayor grado de libertad y de prosperidad? Desde planteamientos liberales, 26 autores coordinados por Juan Ramón Rallo aplican los principios generales del liberalismo para resolver los más acuciantes problemas sociales, políticos y económicos.
Dos de esos autores, Carmelo Jordá, redactor-jefe de Libertad Digital, y Manuel Llamas, director de LibreMercado en ese mismo periódico digital, visitan Periodista Digital para aportar soluciones para preservar el Estado de derecho, mejorar la calidad de la educación, disfrutar de pensiones sostenibles y crecientes y salvaguardar la libertad de expresión en Internet y en los medios de comunicación.
La distancia entre las propuestas que se exponen y la realidad de la situación actual es de tal calibre que resulta difícil sostener que vivimos en una sociedad libre. Pero, para avanzar hacia ella, los autores proponen desde una actitud realista y constructiva los mínimos indispensables sobre los que construirla.
Son 33 reformas básicas que van mucho más allá de lo económico: son propuestas que pretenden influir en los futuros procesos legislativos y demostrar que otro tipo de sociedad más libre y próspera es posible.
DEMASIADAS LEYES
Carmelo Jordá: «En España a los políticos les gusta mucho legislar y además tenemos muchos políticos. No sólo tenemos la hipertrofia legislativa del Estado, que en muchos casos es agobiante, sino también de las comunidades autónomas de los entes locales y, en cuanto les demos un poco de mano, las diputaciones y los ayuntamientos también nos machacan».
Manuel Llamas: «Partiendo de que socialdemócrata y socialista son conceptos muy similares, en el caso de Montoro el concepto adecuado es socialista».
IMPUESTAZO DEL PP
Llamas: «El Gobierno del Partido Popular se ha empeñado en castigar brutalmente el ahorro. Es decir, ha subido los impuestos al ahorro de manera muy sustancial. Ha subido en el IRPF, el impuesto sobre capitales, ha subido el impuesto sobre plusvalías, tiene pensado gravar las transacciones financieras, el impuesto al ahorro en el corto plazo. Pretende, sobre todo, desincentivar y castigar el ahorro. Es muy grave porque si algo necesita España en estos momentos de crisis económica es ahorrar mucho».
Jordá: «Se ha subido absolutamente todo y hemos llegado a una presión fiscal digna de una socialdemocracia báltica, pero con los servicios de un país del Mediterráneo».
«Cuando Rajoy y Montoro llegan al poder, tienen dos caminos a tomar. Uno es, efectivamente, un ajuste serio de lo que el Estado puede gastar. Y otro es intentar sangrar a la población a base de impuestos. Se deciden por intentar sangrar a la población, pero esa posibilidad de realizar un ajuste estaba ahí». Lo que pasa es que había que tener más valentía política que la que ha tenido este Gobierno».
MODELO AUTONÓMICO
Llamas: «En el modelo autonómico español está muy claro cuál es el problema. El Estado central es el encargado de recaudar y las comunidades autónomas son las encargadas de gastar. Y a un político no hay nada que le haga más feliz que poder gastar a manos llenas. El problema es que no existe corresponsabilidad fiscal. Si una comunidad autónoma, por ejemplo Andalucía, decide regalar con el dinero de todos los contribuyentes ordenadores a todos los chavales o darle una renta básica de 1.000 euros al mes a toda su población lo hace no con su dinero que recauda en Andalucia, sino con el dinero que el Estado recauda en todo el territorio nacional. Las comunidades autónomas despilfarradoras tienen muchos incentivos para gastar sin medida».
PENSIONAZO
Jordá: «Ahora nos llevamos todos las manos a la cabeza: ‘el Gobierno baja las pensiones’. Lo que debería sorprendernos es que el Gobierno tenga poder de decisión sobre eso. Al final la pensión no debería ser algo que el Gobierno nos da y puede subir o bajar, sino algo que nosotros vamos capitalizando, algo que vamos ahorrando a lo largo de nuestra vida laboral. La gente no se da cuenta, porque el sistema en eso está muy bien montado: la Seguridad Social se paga, una parte muy pequeña en la nómina del trabajador y una parte bastante más grande, la empresa. Es decir, el trabajador nunca tiene la sensación de lo que está pagando todos los meses para su pensión».
¿SIRVIÓ PARA ALGO LA TDT?
Jordá: [El despliegue de la TDT] ha sido muy caro, como suele ser cualquier proceso tecnológico que lidere el Gobierno, o el Estado, que normalmente es muy ineficaz. Ha servido para que los grandes monopolios de la televisión puedan asentar su oligopolio, para que las grandes compañías públicas o privadas sigan teniendo una ventaja comparativa que no surge de la mayor calidad de su producto, o de la preferencia de los ciudadanos, sino de la mayor parte de las concesiones.
«El poder político en casi todos los países, y muy especialmente en España, tiene mucho miedo de la libertad en los medios y va tratando de que esa libertad no sea tal».
Entrevista de Luis Balcarce
