Las previsiones que se manejan no hablan de un repunte inmediato en la creación de empleo sino de una progresiva pero lenta escalada hacia la recuperación del mercado laboral
El Consejo Empresarial de la Competitividad, el grupo de trabajo formado por las principales y mayores compañías de nuestro país, ha presentado su segundo informe sobre las perspectivas de España.
Un informe cargado de optimismo pero, especialmente, de defensa de los activos económicos de nuestro país. No en vano este trabajo, presentado por el presidente del CEC y presidente de Telefónica, César Alierta, lleva el título España, un país de oportunidades.
Si bien se quiso pronosticar que, por fin, nuestro país saldría de la recesión en verano y empezaría a registrar tasas de crecimiento positivo del PIB en el último trimestre, la intención final del informe quería resaltar las fortalezas de nuestra economía y de cómo estas servirían de palanca para la recuperación.
Y es que España, aunque no lo parezca, tiene algunos indicadores que hacen tener confianza y esperanza en que no todo está perdido y que, tras cinco años de dura crisis, todavía hay cosas sobre las que construir un futuro. Y estas cosas no son quimeras sino hechos constatados y contrastados. Exportación, conocimiento, innovación e incluso productividad laboral son nuestros puntos fuertes y no porque lo valemos sino porque se ha comparado con nuestros principales socios de la Unión y la estadística lo ha confirmado.
Salir al exterior
Con respecto a las exportaciones no sólo debemos fijarnos en que España está a punto de equilibrar su balanza por cuenta corriente. En cinco años ha conseguido ajustar el déficit en 88 mil millones de euros y el secretario de estado de Comercio, Jaime García-Legaz, avanzó hace días que la balanza de pagos terminaría 2013 en superávit.
Y aunque algunas voces señalan que este equilibro se debe a la caída de las importaciones, derivada a su vez de la caída de la actividad en España, lo cierto es que comparativamente nuestro país es el que menor cuota de mercado exportador ha perdido en la última década.
Una caída del 9% de cuota mundial frente a un 40% que ha perdido Francia o un 12% que Alemania se ha dejado en el camino…. ¿Pero, qué exportamos? En sólo seis años han aumentado las exportaciones totales más 26% y en sectores como el automóvil, bienes de equipo, semimanufacturas, alimentación o productos energéticos. Y esto obedece en gran parte a la alta productividad de las grandes empresas españolas y al dinamismo de la innovación y el progreso tecnológico en sectores punteros…
Un aparte merecen las partidas de creciente influencia en la exportación que van más allá del turismo: partidas como la construcción, seguros, financiero, comunicación, servicios a empresas o servicios culturales han registrado, desde 2006, un aumento en ventas al exterior del 44%. Los destinos de las exportaciones son similares a los que tienen los bienes: una Europa languideciente pero que se mantiene (5% UE) pero cifras de dos dígitos en Iberoamérica (32%), África (21%) y Asia (18%). En una década se ha duplicado el volumen hasta alcanzar los 67.000 millones de euros.
Productividad
Pero si algo se viene reivindicando desde hace años ha sido el aumento del grado de competitividad y productividad de nuestra economía. Y también, por extraño que parezca, hemos cumplido y mejorado. En este sentido, y según las cifras que maneja el CEC, España tiene una productividad empresarial muy alta, medida en coste por empleado y productividad. El crecimiento del margen empresarial en este sentido ha aumentado un 77% frente a un 42% en Alemania o un 27% en Italia. Y según la Comisión Europea este margen aumentará en los próximos dos años cerca de un 11%.
Evidentemente estos datos se dan ya que nuestro país, también estadísticamente, tiene una fuerza laboral «relativamente barata» a decir del CEC. Comparada con nuestros socios europeos, España tiene un coste del 29% inferior a Francia y un 9% respecto a Alemania.
Ocurre lo mismo, aunque sin duda es objeto de debate y revisión, con la ocupación cualificada, que tiene un coste un 33% inferior al de Alemania, por ejemplo. Sigue siendo un dato que invita a la polémica pero el salario bruto mensual de un universitario español es inferior en un 40% a de Alemania y un 25% al de la media de países como Francia, Holanda o Italia.
La lista de ventajas, para el Consejo Económico para la Competitividad, no termina ahí. La innovación y el conocimiento son puntos fuertes que también nos sitúan, de cara a la recuperación, en los puestos de cabeza de la futura carrera por la competitividad. Un 32% de la población tiene educación superior (Alemania tiene un 27% y Francia un 30%).
La población ocupada cada vez está más preparada, somos el décimo país del mundo por producción científica, nuestro sector empresarial es altamente innovador con 4.100 empresas situadas en 153 parques tecnológicos -el triple que en Francia o Alemania- o contamos con una tasa de supervivencia del emprendedor del 50%, superior a la de países del norte de Europa.
Más sombras que luces
Pese a las buenas perspectivas que se avecinan, nuestro país sigue teniendo una serie de componentes que no tienen una solución a corto plazo y que tardarán no sólo en ajustarse sino también en comenzar a dar señales claras de recuperación. Es el caso del empleo que, si bien el CEC prevé una mejora de los indicadores pero ya para 2014, todavía presenta graves disfunciones.
La reforma laboral aprobada por el Gobierno en 2012 trató de atacar alguno de los que se consideran los causantes del ritmo de destrucción de empleo o la ausencia de contratación. Pero todavía falta profundizar en otros aspectos relativos a los tipos de contrato o a la eficiencia de las políticas activas de empleo.
Sin embargo, las previsiones que se manejan no hablan de un repunte inmediato en la creación de empleo sino de una progresiva pero lenta escalada hacia la recuperación del mercado laboral. Las estadísticas de la UE estiman que en la próxima década nuestro país creará 2,2 millones de puestos de trabajo netos.
A esto habría que sumarle la creación bruta de 7,3 millones de empleos derivados de los reemplazos por jubilaciones. Estos datos muestran que España seguirá teniendo un grave problema en dos sentidos: la recolocación de los actuales 6 millones de puestos de trabajo y el sostenimiento de las pensiones.
Según un reciente trabajo de FUNCAS, la Fundación de las Cajas de Ahorro, sólo bien avanzado el año 2014 la economía habrá alcanzado un ritmo de crecimiento compatible con una mínima creación de empleo neto. Se espera que la tasa de paro, que en 2013 se elevará hasta el 26,6%, se reduzca ligeramente en 2014 debido al descenso de la población en edad de trabajar.
Otro de los factores a tener en cuenta es el de la demanda interna. Funcas estima que el consumo privado va a seguir contrayéndose ya que la renta disponible de los hogares seguirá reduciéndose y el ahorro se encuentra ya en mínimos. Se prevé que esta variable sufra una caída del 3,2% en 2013, aunque al final del año o comienzos de 2014 empezará a estabilizarse, del 0,3%, con tasas de crecimiento trimestrales, además, positivas posiblemente a partir del segundo trimestre.
Esto, sumado a la caída del consumo público, de la inversión en bienes de equipo y en un contexto crediticio restrictivo -aunque, apunta Funcas, tendente a mejorar- provocarán que la demanda nacional va a seguir en tasas negativas en 2013 y probablemente en 2014, aunque con una tendencia hacia la estabilización, señala.
Por su parte, el servicio de estudios de BBVA también registró en sus informes sobre evolución del consumo a finales de 2012 que la tendencia negativa no iba a cambiar a lo largo de los próximos meses. Las perspectivas a corto y medio plazo apuntan a un descenso notable del consumo privado, especialmente de bienes duraderos. Así estimaba una caída del gasto de los hogares de -2,9% en 2013.
El BBVA achaca esta contracción al deterioro del empleo y sus efecto directo sobre el componente salarial de la renta bruta disponible de los hogares o a la subida del IVA del pasado septiembre.