Todavía observa muchos riesgos para la economía de la zona euro
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha empeorado su visión sobre España. En su informe de Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por sus siglas en inglés), el organismo prevé que el país sufrirá en el último trimestre de este año una contracción del 0,7%, por lo que en el conjunto de 2013 la economía española registrará una recesión del 1,6%, una décima peor de lo previsto el pasado enero.
El organismo cree que el déficit de España subirá en 2014 hasta el 6,9% y no bajará del 5% antes de 2019.
Pese a que los funcionarios del Fondo consideran que España crecerá el año que viene alrededor de un tímido 0,7%, una décima menos de lo previsto, el tejido económico español seguirá sufriendo y no se descarta que los riesgos terminen por materializarse y empujen al país un año más en recesión.
En el peor de los escenarios que baraja la institución, España podría permanecer en recesión hasta el tercer trimestre del año que viene, por lo que el crecimiento no llegaría, por lo menos, hasta el comienzo de 2015. Un panorama que podría ser similar en el resto de países de la periferia de la zona euro.
Una vez más, España se postula junto a Grecia como la economía desarrollada con la tasa de paro más elevada del mundo.
La institución dirigida por la francesa Christine Lagarde espera que este año el paro español se eleve hasta el 27%. Para 2014, prevé que caerá cinco décimas para situarse en el 26,5%. Se tratan de niveles extremadamente graves que siguen poniendo de manifiesto que España todavía está lejos de una recuperación sostenible.
Riesgos para la periferia europea
En su escenario base, el FMI «asume que los diferenciales de riesgo de la periferia deberían contraerse gradualmente y el ajuste fiscal se aliviará notablemente durante 2014-15 por lo que la inversión y el consumo se recuperarán».
Desde el Fondo advierten de que el despegue económico de los países periféricos podría verse interrumpido ante la tóxica mezcla de un incremento de los impuestos, unas condiciones de crédito ajustadas y una débil demanda interna.
Este contexto podría provocar que la inversión no despegue, el crecimiento decepcione, los ingresos fiscales se queden cortos y el proceso de consolidación fiscal quede completamente estancado.
El FMI también avisa de que a corto plazo, «las condiciones en la periferia seguirán siendo tensas».
El organismo espera que la carga de la deuda soberana siga aumentando; los bancos continúen su proceso de desapalancamiento bajo la presión de los mercados; los costes de financiación permanezcan elevados; haya un deterioro de la calidad de los activos; y que las débiles ganancias hagan que muchas empresas y hogares sigan «agobiados por sus deudas».
El FMI cree que estas difíciles circunstancias podrían tener un impacto limitado sobre el crecimiento si España e Italia mantienen el acceso a los mercados, incluso con el posible apoyo de las compras de activos por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Por el contrario, estima que si el pesimismo generalizado provoca un corte del flujo crediticio a los países periféricos más importantes, o si el estancamiento económico plantea más dudas sobre la viabilidad de Unión Monetaria Europea, la situación podría empeorar notablemente.
Perspectivas mundiales
Además, el FMI ha rebajado su proyección de crecimiento global en 2013 al 3,3% desde el 3,5% anterior, mientras que recorta su expectativa para 2014 al 4% desde el 4,1% previo.
Unas perspectivas más conservadoras para EEUU y la zona euro llevaron al FMI al recortar su previsión para las economías avanzadas al 1,2% en 2013. La cifra correspondiente a 2014 se mantuvo sin variación.
Medidas insuficientes del BCE
En el segundo capítulo de WEO, el equipo de expertos liderado por el economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard aclaran que la mera existencia del programa de compra de bonos del BCE, mas conocido como OMT, es «insuficiente» para mantener los diferenciales de la deuda soberana de los países europeos bajos.
De hecho, ponen de manifiesto que la compra de bonos debe ponerse a disposición de los países con los programas de ajuste ya en marcha, «lo que podría acelerar el retorno sostenible de los países periféricos al mercado».