El PIB español se deja un 0,5% en el primer trimestre, tres décimas menos que al cierre de 2012, según el Banco de España
La economía proporcionó este 23 de abril de 2013 un respiro al Gobierno, que el lunes pasó por el mal trago de tener que empeorar su previsión de crecimiento.
El Banco de España anunció que el PIB cayó un 0,5% en el primer trimestre del año -menos que el 0,8% del periodo anterior- gracias a que la demanda interna moderó su deterioro.
La entidad explicó que la menor caída del consumo se debió al «revertirse el impacto de factores de naturaleza transitoria», como la retirada de la extra a los funcionarios o el impacto de la subida del IVA en el último trimestre de 2012, más que a un incremento real del gasto. Pero esta ralentización ya es positiva.
El organismo supervisor destacó también una moderación en la tasa interanual de empleo, que pasó de una caída del 4,7% a final de 2012 al 4,5% del primer trimestre de 2013.
Todavía crece el paro, pero con menor intensidad. Con todas las reservas ante una situación cambiante, estos datos preliminares del primer trimestre pueden llevar a pensar en que la recesión haya tocado fondo al final de 2012.
A este informe se sumó una jornada eufórica en el mercado de deuda y en la Bolsa.
La subasta de letras a tres meses marcó un excelente mínimo histórico, lo que significa que el Tesoro se está financiando a corto plazo con el menor coste desde que se tienen datos. Y la prima de riesgo llegó a cotizar por debajo de los 300 puntos básicos, el nivel más bajo desde que Rajoy es presidente del Gobierno, aunque cerró ligeramente por encima. Fruto de esto, la Bolsa ganó un 3,26%.
¿A qué se debe esta sensible recuperación? Afirma el diario ‘El Mundo’ en su editorial de este miércoles que lo ocurrido ayer no contradice el diagnóstico pesimista que hizo el FMI de la economía española.
Un diagnóstico que fue confirmado el lunes por Luis de Guindos al triplicar la previsión de caída del PIB y corroborado este martes por Rajoy, que ni siquiera descartó más subidas del IVA y del IRPF si el crecimiento y el control del déficit lo requieren.
La reacción de los mercados -que recorrió toda Europa- tiene su base en la debilidad de la economía alemana, cuyo sector privado se contrajo en abril por primera vez en cinco meses y está lastrando la recuperación en la UE.
Los inversores creen que el BCE tendrá que aplicar medidas para estimular la economía, entre ellas una bajada de tipos de interés, y toman posiciones ante un posible adelanto de la recuperación.
A esto se suma el cambio de discurso del FMI y de la propia Comisión sobre la necesidad de empezar a compensar las políticas de ajuste y las de crecimiento, como recordaba el portavoz de Almunia.
En nuestro caso, lo sucedido ayer no hace sino confirmar la necesidad de que el Gobierno acometa con decisión las reformas pendientes que lleven a España a incrementar su competitividad. Culminar ese programa, en especial la reforma del sector público, es todavía más urgente.
Por un lado, para evitar caer en la tentación de incrementar la deuda ante la reducción de su coste; después, porque sólo si el Gobierno actúa ahora con determinación podrá flexibilizar la política fiscal en su momento y rebajar los impuestos como ha prometido.
Aunque nos empecemos a financiar a niveles soportables, volver a crecer sólo a base de endeudamiento sería un suicidio económico.