La locuacidad proverbial del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, se puso de nuevo de manifiesto este 11 de enero 2014 en ‘El Objetivo’ de Ana Pastor en laSexta.
Proverbial y aterradora porque el ministro defendió las inyecciones de dinero público a la banca contradiciendo lo que dijo en su momento de que el rescate no costaría un euro al contribuyente.
«Si no lo hubiéramos metido nosotros, lo hubieran metido los depositantes».
Ha admitido que fue un error prometer que no inyectarían dinero público a la banca, pero que su actuación fue correcta.
Ya es la segunda vez que De Guindos visita a Ana Pastor para rectificar y entonar mea culpas a grito pelado como los niños de la Lotería.
La última vez que le entrevistó la periodista de ‘El Objetivo’ reconoció que se equivocaron en tres cosas: la fusión de cajas de ahorro que dio lugar a Bankia, la salida a Bolsa de ésta y la venta de preferentes a particulares.
¿Pero por qué pidió perdón por algo de lo que era responsable el Gobierno Zapatero? Porque ese plan contó con el apoyo del PP, entonces en la oposición.
«FUE UN ERROR»
Esta vez, acorralado por Ana Pastor, tuvo que admitir que fue un error haber dicho que el rescate de la banca no le costaría un euro al contribuyente. En un Gobierno como el de Rajoy que en materia de política económica ha engañado, mentido y traicionado a sus votantes incontables veces, las disculpas de De Guindos son agradecidas.
Pero nos cuesta creer que De Guindos no supiera desde el primer momento en que el sector financiero recibió una «línea de crédito» de 100.000 millones de euros de Europa que los platos rotos de la banca pública los acabaría pagando el contribuyente. Lo contrario sería que nos tomara por idiotas.
Quizá sea por eso que el ministro siempre evitó llamarlo «rescate» por aquella manía de ocultar la realidad con eufemismos del mismo modo que lo hacía Zapatero. Aquello le mereció la burla de Time con una demoledora portada: «You say tomato, I say bail out» .
Disfrazar la realidad le ha servido de poco. El negocio de nacionalizar Novagalicia Banco (NCG) por 9.000 millones de euros para vendérsela a unos venezolanos por 1000 millones lo dice todo. Un rescate público que ha costado a cada familia cerca de 475 euros. Pero De Guindos insiste: «Se hizo lo correcto».
Luis de Guindos, sobre la evolución de la economía: «No es optimismo, es realismo»
El próximo mea culpa que entonará De Guindos será por haber sido incapaz de ver a tiempo que el sistema financiero español era en su conjunto dudosamente solvente. Su primer gran plan de promover fusiones internas entre entidades españolas lastró la recuperación económica y fue un rotundo fracaso.
Creyó que con la cifra mágica de 50.000 millones bastaba para apagar los fuegos cuando el problema sólo lo podía resolver una enorme inyección de capital extranjero. Es verdad que no tardó mucho en caerse del ídem y que intervino el mercado financiero a golpe de BOE y ninguneando al Banco de España.
John Müller releta cómo fueron aquellos días en los que España estuvo al borde del precipicio económico en su libro ‘Leones contra dioses’ (Península, 2015):
«El ministro se convenció de que había que limpiar el mal de raíz. La premisa fue actuar con rapidez para apagar el fuego sin llamas que ardía en los sótanos de un tercio de las entidades. El argumento oficial era que arreglando el sistema financiero volvería el crédito y la economía volvería a crecer. También había cálculo electoral. Una crucifixión a tiempo en el 2012 podía ser una oportuna resurrección en el 2015 donde se jugaban su futuro político».
El Gobierno Rajoy se quitó el muerto de encima de las cajas endeudándonos por generaciones apostando por una recuperación que recién ahora empieza a notarse, quizá demasiado tarde. Lo resumió alguien tan poco dado a la autocrítca como Zapatero: «Ïbamos a reformar a los mercados y los mercados nos han reformado a nosotros».