Yo pensaba que tener dinero en Suiza no era delito, sería delito contra la Hacienda Pública
Francisco Correa ha comenzado a cantar. El cabecilla aparente de la ‘trama Gürtel’ ha reconocido este 13 de octubre de 2016 ante el tribunal que está juzgando la trama de corrupción vinculada al PP que recibió comisiones por adjudicaciones públicas, que tenía dinero en Suiza sin declarar y que dio dinero negro a varios dirigentes políticos (Marhuenda se enfada con Rubén Amón: «¿La Gürtel te sirve para criminalizar a todo el PP? ¡Pues ánimo, campeón!»).
«Alguna irregularidad», como ha resumido al inicio de su declaración, una de las más esperadas del juicio de la Gürtel, en la que Correa ha admitido dádivas a la mayoría de los acusados ( Las tarjetas Gürtel).
«Cómo no voy a hacer regalos a los que me daban tanto negocio», se ha preguntado tras contar cómo comenzó a trabajar con el PP y cómo conoció a Luis Bárcenas, tesorero del PP (La Gürtel cobró 208.000 euros por un encuentro de los kikos en Valencia tras la visita de Benedicto XVI).
Correa, quien ha afirmado que se «pasaba el día en Génova [sede del PP]», ha asegurado que Bárcenas y él se conocieron a través de un amigo en común, que al principio no lograba trabajar para el PP pero que pronto se ganó la confianza del tesorero con pequeñas labores para el partido.
Quien fuera invitado a la boda de la hija del expresidente José María Aznar ha asegurado haber ahorrado «cientos de miles de euros» al PP durante su relación comercial con el partido y por eso ha justificado haber dado regalos a quienes le «daban tanto negocio».
Entre ellos, a Jesús Sepúlveda, ex-alcalde de Pozuelo de Alarcón y exmarido de quien fuera ministra de Sanidad, Ana Mato.
«Le regalé un coche, realizaba viajes con nuestra agencia, le hicimos algunas atenciones que a nosotros nos parecían de lo más normal del mundo: el cumpleaños del niño, la comunión, unos globos, un castillo, un payaso… Era una práctica habitual, nosotros teníamos proveedores que para nosotros no era un coste, era un regalo».
Sepúlveda era uno de los dirigentes del PP con los que Correa mantenía una relación «continuada», así como con Ana Mato y con Pío García Escudero, actual presidente del Senado.
También ha reconocido una amistad íntima con Alejandro Agag, marido de la hija de Aznar.
Preguntado por los pagos a políticos, Correa ha reconocido que las entregas de efectivo las hacía él personalmente.
«Quedaba con ellos y les daba el sobre», ha dicho el acusado, quien afirma haber sido el único que se reunía con los políticos.
RECONOCE COMISIONES POR ADJUDICACIONES
Correa, que ha negado que nunca nadie le llamara «don Vitto» («no tengo pinta de mafioso», ha asegurado) ha reconocido la existencia de una «caja b» que era suya y que se engrosaba con las comisiones que se repartían tanto él como Bárcenas de parte de los empresarios que recibían adjudicaciones.
Con total naturalidad, ha explicado cómo se hacían con las comisiones por las adjudicaciones a dedo. Correa ha relatado cómo la empresa Sufi, concesionaria de un contrato de limpieza del barrio de Moratalaz, pago un millón de euros a una cuenta en Suiza a nombre de Alberto López Viejo, exconsejero en la Comunidad de Madrid con Esperanza Aguirre, como dádiva por interceder en esa adjudicación del consistorio, de donde fue concejal López Viejo.
«Luego la fui retribuyendo (esa cantidad) a Alberto López Viejo», ha precisado Correa, que ha negado sin embargo que la Comunidad de Madrid inflara contratos dados a sus empresas para que estas sociedades tuvieran más beneficios.
También ha admitido haber recibido las comisiones que el pasado martes reconoció ante el tribunal haber pagado García Pozuelo, expresidente de Constructora Hispánica, a cambio de adjudicaciones públicas.
En este caso, ha explicado que García Pozuelo le comentaba su interés por una determinada licitación y que era Correa quien mediaba para que Bárcenas gestionara que se le adjudicara.
Una vez logrado, García Pozuelo daba su parte de comisión a Correa y éste, a Bárcenas. «Pero esto no lo hacía sólo con García Pozuelo, también con otros empresarios», ha dicho Correa, quien ha apuntado mucho más alto.
Según el cabecilla de la Gürtel, él no es el único en España que actúa así. Según ha relatado, empresas «muy importantes» le pedían no facturar porque «yo no quiero que esto se sepa» porque trabajaban «con otros partidos» porque «esto es una práctica habitual del país, del sistema».
«No existe un sólo francisco correa, existen muchos franciscos correas», ha asegurado antes de preguntarse «cuál es el problema» en regalar presentes a políticos como «corbatas» a Francisco Camps, expresidente de la Generalitat Valenciana.
También ha reconocido posibles «irregularidades» en la financiación del PP y que cuando fue detenido por orden del juez Garzón tenía dinero en Suiza que no había declarado. «Me pillaron con el carrito del helado», ha dicho.
Tan normal lo veía Correa que, asegura, nunca había oído hablar de los delitos de cohecho y blanqueo de capitales.
«Yo pensaba que tener dinero en Suiza no era delito, sería delito contra la Hacienda Pública».
Según Correa, él creía que sus empresas estaban «trabajando correctamente» y ha pedido «disculpas» a «todo el mundo que ha salido perjudicado por este macrocaso».
Sin embargo, Correa ha querido quitarle importancia a lo que se juzga. «Había un problema conmigo personal y al final el juez Garzón inició las diligencias. Si no hubiera tenido connotaciones políticas, me tenía que haber llamado, haberme dado un tirón de orejas, haberme cobrado una multa y las empresas habrían seguido funcionando», ha afirmado.
NIEGA FACTURAS FALSAS
Correa ha negado haber realizado facturas falsas, aunque ha admitido que en Majadahonda «el cliente» les pudiera haber pedido alguna factura para algún trabajo.
También ha defendido la honorabilidad de Pablo Crespo, ex secretario general del PP de Galicia. «Si Crespo tenía que cometer alguna irregularidad, me llamaba a mí y yo daba el ok», ha dicho Correa, quien admite que pudiera haber cometido «algunas irregularidades administrativas» pero no ningún otro delito porque «su código no se lo permite, es un hombre honrado».