Una línea de alta velocidad (LAV) es una línea ferroviaria construida especialmente para permitir la circulación de trenes de alta velocidad, a velocidades superiores a 250 km/h para líneas de nueva construcción o 200 km/h para líneas reformadas, según wp. La circulación a alta velocidad obliga a que la infraestructura tenga unas características especiales que le hacen distinguibles de las líneas convencionales. La primera línea de este tipo fue puesta en servicio en Japón en 1964 (Shinkansen). En Europa, la primera línea de alta velocidad fue la Direttissima Florencia-Roma, puesta en servicio en Italia en 1977.
La alta velocidad se ha convertido, desde su implantación en España con la línea Madrid-Sevilla en abril de 1992, en uno de las señas de identidad del país y en una de las grandes apuestas de los sucesivos gobiernos en materia de Fomento. Desde su estreno, su crecimiento ha sido imparable y el número de ciudades conectadas por este tipo de vías ha aumentado sin descanso, hasta alcanzar los 3.410 kilómetros con la inauguración del tramo Antequera-Granada este martes. No obstante, algunas regiones todavía están lejos de ver llegar el AVE a sus estaciones, según recoge la autora original de este artículo África Alabalá en 20minutos y comparte Manuel Trujillo para Periodista Digital.
A este primer tramo hacia Sevilla siguió en 2003 la línea que une Madrid con Barcelona, con parada en Zaragoza y Lleida. Un recorrido al que se sumaron años más tarde otras ciudades catalanas, como Tarragona y Girona, y el recorrido se prolongó hasta la frontera francesa.
El corazón de Castilla y León, con Valladolid al frente; el Levante, con Valencia, Alicante y Castellón a la cabeza; las inmediaciones de Madrid, con Toledo como máximo representante; y multitud de ciudades andaluzas, como Málaga o Córdoba; también pasaron a engrosar el listado de territorios comunicados por la alta velocidad. Así, se logró pintar un mapa de España en el que la mayor parte de las regiones eran fácilmente accesibles en pocas horas.
No obstante, hay zonas olvidadas por el AVE, que todavía esperan la llegada de este tipo de trenes, como Extremadura o el norte peninsular.
Asimismo, existen tramos adaptados a la alta velocidad, como el Eje Atlántico (que une Ferrol con el norte de Portugal), por los que no circula el AVE, al al estar aislados de otras vías utilizadas por este tipo de trenes, una situación que se subsanará con la inauguración de la ruta Zamora-Ourense.
AVE a Granada, más de diez años de obras
El AVE ha llegado este martes por fin a Granada, dos décadas depués de que se anunciase y tras más de diez años de obras. Este trayecto permitirá conectar la ciudad andaluza con Madrid (568 kilómetros) en poco más de tres horas y con Barcelona en seis horas y 25 minutos.
Estos tiempos de viaje entre la capital de España y Granada suponen un ahorro aproximado de 50 minutos respecto al servicio actual combinado de AVE y autobús, mientras que, en relación a la situación anterior del servicio Altaria que enlazaba ambas ciudades, se traducen en una mejora de 1 hora y 20 minutos.
El nuevo tramo, de 122 kilómetros, une Antequera con Granada e incluye una parada intermedia en Loja. La inversión para la puesta en marcha de la línea, que cuenta con 31 viaductos y 7 túneles, ha ascendido a 1.675 millones de euros, de los cuales 724,9 provienen de ayudas europeas.
¿Qué líneas están en construcción?
Viajar a Badajoz desde Madrid en tren cuesta actualmente más de cinco horas, frente a las cuatro que se emplean en recorrer la distancia que separa ambas ciudades (406 kilómetros) si se hace en coche. Algo similar ocurre en el trayecto entre la capital de España y A Coruña, en donde el trayecto en vehículo particular o utilizando la red ferroviario tiene prácticamente la misma duranción: casi seis horas.
Precisamente para terminar con esta situación de inaccesibilidad y con el abandono sufrido por estas ciudades desde un punto de vista ferroviario, la construcción de líneas de alta velocidad en la actualidad se centran en Galicia, el norte de Castilla y León, la Y vasca y Extremadura.
En la línea Madrid-Galicia, la construcción del tramo Zamora-Ourense (que ya está conectado con el resto de capitales gallegas, salvo Lugo, con vías de alta velocidad), permitirá unir la Comunidad más occidental del país con la capital de España. Deberá quedar finalizado este 2019, después de un costo previsto de 4.131 millones de euros.
En el caso de Extremadura hay varios proyectos en obras en estos momentos, el de estreno más inminente es el que conecta Plasencia con Badajoz, pasando por Cáceres y Mérida, que debería estrenarse en 2020. Más tarde llegará la conexión con Talayuela (2023) y posteriormente con Toledo (pendiente de fecha), lo que se traducirá en un trayecto completo en AVE hasta Madrid.
En cuanto a la línea Vitoria-Bilbao-San Sebastián-frontera francesa, también conocida como Y vasca, deberá estar lista para transportar pasajeros en 2023, después de una compleja obra de ingeniería que incluye túneles y viaductos en gran parte de su recorrido.
¿Qué tramos están proyectados?
Además de los tramos actualmente en construcción, existen otros proyectados cuyas obras todavía no han comenzado. Es el caso de la línea Almería-Murcia, que conecará la ciudad andaluza con el Corredor Mediterráneo y con Madrid, o el León-La Robla, que enlazará la ciudad castellana con Asturias y que supone un auténtico desafío de la ingeniería por la diversidad geológica y morfológica del macizo montañoso a superar.
Existen también otros trayectos por concretar, como el Corredor Cantábrico-Mediterráneo, que unirá Santander con Valencia y que está llamado a convertirse en un eje fundamental para el transporte de mercancías independiente de la radialidad de las actuales infraestructuras de alta velocidad. Esta línea ayudaría a conectar con otras ciudades zonas tan abandonadas como Teruel o Logroño.
Otras iniciativas pasan por una ampliación posterior de la línea León-Asturias o por la inclusión del resto de las capitales de provincia andaluzas en la red de alta velocidad.
¿Qué ocurre con el AVE a Cantabria?
La alta velocidad y todas las ventajas económicas y de desplazamiento que lleva aparejadas han actuado en ocasiones como moneda de cambio entre ejecutivos autonómicos y el Gobierno central. Es el caso de Cantabria, donde Miguel Ángel Revilla ha aprovechado la convulsa situación política actual para exigir la llegada del AVE a la Comunidad.
Se trata, no obstante de una decisión que ya había sido tomada previamente y que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, confirmó el pasado octubre. Así, anunció que el tramo entre Palencia y Reinosa estará funcionando en 2024, con una inversión de 1.400 millones de euros, mientras que la línea Santander-Bilbao ascendería a 4.000.
