CHOQUE DE TITANES

Los inversores internacionales no ven luz al final del túnel y están acongojados con la guerra comercial China-EEUU

Los inversores internacionales no ven luz al final del túnel y están acongojados con la guerra comercial China-EEUU
EEUU vs China. PD

Asegura Jose Luis de Haro en ‘El Economista’, este 6 de septiembre de 2019 que, a medida que nos acercamos a los últimos coletazos del año en curso, los asuntos que han tambaleado la marcha de la economía global, véanse el Brexit y los continuos reveses arancelarios entre Estados Unidos y China, no encontrarán una posible resolución hasta el último trimestre de 2019.

Es por ello que octubre se postula como un mes clave para determinar si los síntomas de agotamiento se postulan como una pájara transitoria, capaz de enderezarse con la intervención de los bancos centrales, o por el contrario encaminarán a varios países hacia una recesión.

«Todavía creemos que una escalada en las tensiones comerciales entre EEUU y China es más probable que una resolución y esperamos que esto afecte al crecimiento global», reconoce Olivia Frieser, directora de mercados BNP Paribas, quien considera que el PIB estadounidense podría debilitarse hasta el 0,9% entre octubre y diciembre. También menciona el Brexit como «área de incertidumbre» mientras estima que la eurozona crecerá solo un 0,7%.

Sin embargo, tras las derrotas parlamentarias del primer ministro británico, Boris Johnson, existe una mayor convicción de que un divorcio duro de Europa es cada vez menos probable.

«Una prórroga del Artículo 50 y elecciones anticipadas sigue siendo el escenario más probable», apunta James Smith, economista de ING.

De ahí que el epicentro de la debilidad global siga mirando a Washington y su política comercial.

Si bien la reciente retórica del inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, sugiere que las relaciones comerciales entre EEUU y la UE lograrán evitar un arancel a las automotrices, un riesgo clave para la zona euro, todavía es arriesgado descartar algún tipo de iniciativa contra los socios europeos.

Donald Trump, presidente de EEUU.

Pero las miras se dirigen al pulso entre Washington y Pekín. Recordemos que el pasado domingo, la administración Trump impuso un nuevo arancel del 15% sobre productos chinos por valor de 112.000 millones de dólares y probablemente incrementará del 25 al 30% los gravámenes ya vigentes sobre un catalogo de importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares a partir del próximo 1 de octubre, justo antes del posible encuentro entre ambas delegaciones.

Si no hubiera avances, Washington planea imponer otro arancel del 15% sobre bienes chinos por valor aproximado de 156.000 millones de dólares a partir del 15 de diciembre. Por su parte, Pekín ha elevado aranceles sobre la soja y las autopartes estadounidenses y planea nuevos gravámenes de entre el 5 y el 10% a un catálogo de productos americanos por valor de 75.000 millones de dólares entre septiembre y diciembre.

«Cualquier acuerdo que opte por eliminar los aranceles ya impuestos parece poco probable, al menos dentro de los próximos 12 meses», reconoce Paul Ashworth, economista jefe de Capital Economics, quien indica que China nunca aceptará los cambios fundamentales en sus políticas industriales que exige la administración Trump.

En una nota a sus clientes, Ashworth indicó que «el impacto directo en la economía de EEUU de esta última ronda de aumentos de aranceles será probablemente modesta». Según sus cálculos, un arancel adicional del 5% sobre todas las importaciones chinas equivale a un «impuesto» de 27.500 millones a los consumidores estadounidenses, algo que supone menos del 0,1% del PIB

Las previsiones de la Reserva Federal indican que EEUU crecerá este año un 2,1%. Sin embargo, continúa ofreciendo datos mixtos. En agosto, sumó 130.000 empleos, menos de lo previsto. La tasa de paro quedó inamovible en el 3,7% y la inflación salarial subió un 0,4%.

En lo que llevamos de año, la economía estadounidense ha creado una media de 158.000 empleos mensuales por debajo de los 223.000 generados al mes el año pasado mientras el sector minorista, uno de los más afectados por la última ronda de aranceles destruyó 11.000 empleos.

La industria americana se contrae
El ISM manufacturero del país se contrajo por primera vez desde 2016, con una lectura de 49,1 mientras el PMI manufacturero tocó niveles no vistos desde 2009, al situarse en los 50,3. El sector servicios aguantó el tipo pero no es inmune a la coyuntura actual. Para Tim Quinlan, economista de Wells Fargo Securities, en una economía de 21 billones de dólares como la estadounidense, el impacto directo de los aranceles sigue siendo manejable gracias al consumo. Sin embargo, alerta de incertidumbre comercial.

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