Nueva York edifica rascacielos ecológicos

Aunque Manhattan -excluida Central Park– es el paradigma de la ciudad moderna y antinatural, una masa de hormigón, acero y asfalto, su modelo urbano de elevada densidad de edificación es mucho más sostenible en términos ecológicos que la expansión suburbana de césped y casas unifamiliares de Florida o California, según una nueva exposición inaugurada en el Museo del Rascacielos.

Escribre Andy Robinson en La Vanguardia que si Nueva York fuera un estado, sería el número 12 en cuanto a población y es el último (el 51) en consumo de energía por habitante. Es más, la ventaja ecológica de ciudades verticales se refuerza a principios del siglo XX conforme se aplican las nuevas técnicas de ingeniería y diseño que convierten los grandes rascacielos en sistemas casi autosuficientes de ahorro energético.

En estos momentos, en Nueva York, arquitectos como Norman Foster, Renzo Piano y David Childs diseñan edificios que utilizan una gama de materias y técnicas, desde dobles paredes de cristal laminado a luz eléctrica que se ajusta automáticamente a la cantidad de luz natural, para conseguir ahorros energéticos del 20% o el 30% . Un nuevo edificio del banco Goldman Sachs que se va a construir en la zona cero canaliza agua de lluvia y se espera que permita un ahorro de agua de unos 50 millones de litros al año, al tiempo que utiliza material reciclado para la construcción.

No sólo se trata de hacer edificios ecológicamente sostenibles, sino también de combatir el llamado síndrome del edificio enfermo, por el que el ambiente insalubre en el interior de los edificios de oficinas puede desencadenar distintas enfermedades. Por ello, los nuevos edificios de Nueva York incorporan sistemas de depuración de aire. En el caso del World Trade Center Siete, que David Childs ya ha construido en la zona cero, o la inmensa torre de la Libertad que el mismo arquitecto ha diseñado para el suelo de las derrumbadas Torres Gemelas, el sistema de depuración de aire combatiría además posibles ataques con armas biológicas o químicas.

Para las agencias inmobiliarias, un certificado LEED (iniciales de liderazgo en energía y diseño ambiental), concedido por el Consejo de Edificios Verdes, aumenta la cotización de las propiedadades. Edificios como la nueva sede de The New York Times de Renzo Piano -en construccion- y la nueva sede del grupo de comunicación Hearst de Norman Foster -ya acabado- han recibido el certificado LEED por la calidad del aire del interior, la durabilidad y el uso de materiales reciclables.

Este nuevo edificio de Hearst regulará temperaturas para ahorrar energía mientras que sensores fotográficos permitirán que las luces y ordenadores entren automáticamente en hibernación cuando los 2.000 empleados se van a comer. Será toda una novedad para una ciudad donde el sistema de calefacción centralizada, muy poco flexible, obliga a muchos ciudadanos a abrir las ventanas en invierno. La temperatura media en el interior de los edificios en Nueva York suele ser más alta en invierno que en verano cuando el aire acondicionado invita a muchos a llevar americana de lana.

También en España arquitectos como Cesar Pelli y Frank Gehry han proyectado edificios verdes -concretamente la torre de Cristal de Pelli en Madrid, ya en construcción, y el nuevo edificio de Gehry en la Sagrera, en Barcelona-. Los edificios verdes no tiene por qué parecerlo, dice Pelli: «Un edificio muy abstracto puede ser muy sostenible. En el edificio en Madrid, hay un gesto , un jardín, pero la verdadera eficiencia energética está en la doble pared de cristal».

Los arquitectos defienden estos rascacielos ya no como símbolos de la modernidad, sino como forma de proteger el medio ambiente. Sin embargo, en una semana en la que ha muerto la prestigiosa urbanista y conservacionista Jane Jacobs, luchadora contra lo que consideraba el urbanismo brutal del rascacielos y los escalextrics, algunos ciudadanos se preguntan si los edificios verdes no vienen a ser una operación de maquillaje para que grandes proyectos urbanos se cuelen.

El proyecto de David Childs en la zona cero ha topado con una notable oposición, y las estructuras metálicas características de Frank Gehry pueden no resultar ecológicamente sostenibles, dice el arquitecto Michael Sorkin, que advierte que el titanio es muy destructivo por la forma de extraerlo en minas.

También se ha criticado que gran parte del material de la exposición del Museo del Rascacielos haya sido proporcionado por empreas inmobiliarias y por los arquitectos, y no haya sido elaborado por los comisarios de la exposición.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído