Las viviendas no son como los ángeles: sí tienen sexo. O, lo que es lo mismo, hombres y mujeres sacan a relucir sus ‘armas’ de género cuando la ‘batalla’ que se libra es la de la búsqueda de una casa.
Cuante Marta Belver en El Mundo que en este terreno, aun a riesgo de caer en la trinchera del tópico, la igualdad entre la estrategia masculina y la femenina brilla por su ausencia. Empresas promotoras e intermediarios inmobiliarios, con carácter general, detectan diferentes patrones de demanda residencial en función de la condición sexual del potencial propietario.
Si tuviéramos que dibujar el retrato robot del hombre que quiere acceder a una casa en solitario, sus trazos más característicos serían la atención primordial que presta a las dotaciones deportivas y servicios próximos al inmueble y a los materiales de construcción. Asimismo, se deja influir por la opción de adquirir una plaza de garaje, mientras manifiesta una gran preocupación por las cuestiones económicas de la compra.
La mujer, por su parte, adopta la decisión de firmar la escritura de propiedad con mayor rapidez y menos dudas. En cuestiones más concretas, concede una importancia primordial a los aspectos estéticos, la comodidad en un sentido amplio y las dimensiones de la cocina y su equipamiento. Para las que son madres o tienen intención de serlo, la disponibilidad de zonas comunes en las que los niños puedan jugar con seguridad ejerce un gran peso en su balanza de decisión.
Casas versus hogares
«En definitiva, ellos compran casas y ellas compran hogares», resume Bruno Rabassa, director de Desarrollo de Grupo Petrus. «Unos son más prácticos, mientras que las otras valoran más la calidad y la comodidad», consideran en la compañía inmobiliaria Fadesa, que aporta el mismo planteamiento desde una óptica diferente.
Éste es el estereotipo sexual vinculado a la vivienda más extendido en el mercado, si bien cada agente del sector lo rodea de un envoltorio sensiblemente distinto. «Las mujeres se fijan en todo: orientación, luminosidad, futura distribución de la vivienda (muebles, luces, etcétera), acabados de la misma, número de vecinos del edificio…», enumeran en las oficinas de la promotora Duprocom.
Los departamentos comerciales de compañías como Avantis El Grupo Gedeco, Hercesa, Larcovi y Boj Inmobiliaria ofrecen respuestas muy similares a la misma pregunta.
Si el proceso de búsqueda de casa está tocado por la varita de la igualdad de sexos en algún punto ése es la localización. Según los directivos de Petrus, la «’teoría de las tres u’: ubicación, ubicación y ubicación», además de clave del éxito de toda promoción residencial, es aplicable por igual a hombres y mujeres que le ‘siguen la pista’ a un piso.
En Duprocom también consideran que el tema del emplazamiento es prioritario para ambos, si bien matizan que ellas conceden tanta consideración a la red de transportes como a la disponibilidad del resto de dotaciones (tiendas, colegios, hospitales…). «Para ellos es igualmente muy importante la comunicación de la zona, ya que tratan de evitar emplear mucho tiempo en ir y venir del trabajo, pero, al mismo tiempo, que esté ubicada en un sitio tranquilo y sin ruidos», argumentan sus responsables.
Algunos operadores del sector llevan incluso más lejos las matizaciones hasta sugerir una nueva distinción por razón de género. «El colectivo masculino tiende ligeramente a valorar como más importante la existencia de buenas comunicaciones urbanas», en opinión de Rafael Marco, consejero delegado de la franquicia Primer Grupo.
Hasta aquí, las peculiaridades de comportamiento de chicos y chicas considerados individualmente. Las diferencias de género adquieren una nueva dimensión al hablar de las parejas. «En estos casos normalmente busca el hombre, pero la que toma la decisión es la mujer», considera Ana González, directora Comercial de Look & Find. «Ella es el prescriptor, quien lleva la voz cantante», apuntan en la misma línea desde Fadesa.
En algunos capítulos, especialmente el de las tipologías, el factor económico pesa más que la propia sexualidad del que quiere acceder a la condición de propietario. Aunque en todo lienzo de demanda siempre hay lugar para los medios tonos.
«Cuando la opción está entre un piso o un chalé, suele ser el hombre el que se decanta más por este último, principalmente por temas de seguridad», expone Faustino García, director Comercial de Avantis El Grupo Gedeco. De hecho, según les ha demostrado su experiencia en ventas de unifamiliares, muchas de las operaciones de este tipo de inmuebles que no salen adelante son porque la mujer pisa el pedal del freno.
El peso de la edad
El ‘cóctel’ edad-sexo también deja ‘efectos secundarios’ en las decisiones de compra, si se atiende a la experiencia de algunos testigos directos de operaciones comerciales en el seno del mercado inmobiliario. En Look & Find, por ejemplo, observan que las chicas jóvenes y solas demandan generalmente «casas pequeñas con todo independiente, bien comunicadas y no cerca del trabajo». «Para los chicos menores de 35 años, sin embargo, son más importantes cuestiones como que la casa sea fácil de amueblar», subraya la directora Comercial de la franquicia.
En Duprocom creen que, «dependiendo de la edad, las mujeres buscan o no zonas comunes; es decir, si tienen niños pequeños las prefieren, para que éstos jueguen y se relacionen con más niños, pero si son mayores las consideran un gasto inútil».
Adentrándonos en el detalle, las chicas son generalmente más frioleras y dicha particularidad se ‘cuela’ en su catálogo de preferencias para seleccionar un piso. Ésta, al menos, es una de las conclusiones de un estudio elaborado por el Observatorio Edival de la Vivienda, una plataforma creada por un grupo promotor valenciano del mismo nombre «para detectar las tendencias del sector inmobiliario y anticiparse a los focos de demanda incipiente».
«Casi el 50% de las mujeres encuestadas considera que la calefacción es el equipamiento más importante de la vivienda», argumentan los responsables del estudio. «Sin embargo, a la hora de decantarse por el aire acondicionado, los varones lo valoran más que las féminas», añade.
Mobiliario y limpieza
En Boj Inmobiliaria definen aún más la figura femenina frente a la decisión de acceder a una casa. «Ellas dan más importancia al número de habitaciones y baños, a la distribución de la casa, si está amueblada o no, a la cantidad de armarios, a la decoración o muebles de los baños y cocina, a la facilidad para la limpieza de las ventanas y otras zonas…», detallan en la compañía promotora.
«Otro requisito que tienen en cuenta es el tema de las visitas que van a tener dentro y fuera de la vivienda», añaden en Duprocom. Y un rasgo más que caracteriza a las féminas: «En muchas ocasiones se interesan por el resto de los compradores», asegura el director de Desarrollo de Petrus.
Si se pasa el comportamiento masculino de compra por el microscopio del análisis comercial el resultado es que «suele prestar más atención a las instalaciones (‘home cinema’, conexión a Internet, control de la iluminación…) y sus marcas que la mujer, a quien le preocupa más la calidad de los acabados interiores (carpintería, parqué, cerámica…)», comenta Faustino García, de Avantis El Grupo Gedeco.
Las diferencias sexuales se dejan sentir incluso en la relación de los clientes con la red de redes. Según la parametrización de más de 100.000 solicitudes de información recibidas por los portales del Grupo Globaliza, el número de mujeres que realiza su búsqueda por Internet es sensiblemente superior al de los hombres (55% frente a 45%). Asimismo, a través de este canal comercial, por cada seis chicas que se muestran más interesadas en inmuebles vinculados a urbanizaciones residenciales hay sólo cuatro chicos.
Pese al mapa repleto de ‘accidentes’ de género trazado, la mayoría de los consultados asegura que la brecha tiende a estrecharse lentamente. «Lo que llama la atención de ambos sexos por igual es el precio, aspecto prioritario en la decisión de compra», concluyen en el Departamento Comercial de la promotora Agofer.
