Delatados por su tren de vida

La operación puesta en marcha por la Policía dentro de la «operación Malaya» para investigar la moción de censura contra el ex alcalde Julián Muñoz reveló que el ritmo de gastos e inversiones de los principales implicados en el caso no coincidían en modo alguno con las rentas declaradas a Hacienda, sobre todo las de los concejales.

Cuneta J.M. Camacho en ABC que, aunque no fueran su objeto principal, las pesquisas realizadas, además, pusieron sobre el tapete los «días de vino y rosas» que vivían los implicados. Y es que ahora, como antes en la década de los 60, en Marbella hay mucho sexo, droga y rock and roll. Sólo es necesario mucho dinero para mantener esa forma de vida.

En el registro realizado en la vivienda de uno de los ex concejales imputados en la trama de corrupción marbellí, la Policía encontró una lata que contenía marihuana y un pequeño cofre con restos de papelinas.

También se incautó de 5.200 euros en efectivo y 9 talones de 3.299 euros, cuyo origen era desconocido. El ex alcalde Jesús Gil, en uno de sus arranques verbales, ya había denunciado a este edil afín a Julián Muñoz por su afición a las drogas.

Un capo italiano
Otro ejemplo. Un informe elaborado por la Udyco-Costa del Sol sobre el blanqueo de dinero procedente de la mafia indica que un peligroso delincuente italiano, junto con un financiero saudí muy conocido, afincado en la Costa del Sol, y uno de sus hijos, formaban parte de un grupo inversor que había establecido relaciones con el Ayuntamiento de Marbella para la compra de terrenos.

Y en otro informe policial incorporado al sumario advierte de que la trama de corrupción puede haber servido para atraer a importantes delincuentes vinculados al crimen organizado a gran escala.

Algunas de las operaciones puestas en marcha entre el Ayuntamiento y el mafioso italiano incluían la ampliación de Puerto Banús, la reordenación urbanística del Puerto Deportivo y de las urbanizaciones Holandalucía y Casa Blanca, así como la construcción de la nueva estación de autobuses de la localidad.

Otro de los «inconvenientes» de ser susceptible de ser investigado es que la Policía puede ser testigo de infidelidades y pasiones desatadas durante el periodo de tiempo en el que se desarrolla su trabajo.

Algunas de ellas ya han trascendido a la opinión pública, pero otras han quedado en el olvido o en el «baúl de los recuerdos», como cantaría la popular Karina, para alivio de sus protagonistas.

Como botón de muestra de esas infidelidades está la relación extramatrimonial de un conocido y ya maduro empresario, que también está imputado en la «Malaya», con una joven vinculada profesionalmente con el Ayuntamiento marbellí.

No es el único ejemplo, pero sí el más significativo de la crónica rosa junto a los casos archiconocidos de Julián Muñoz con la tonadillera Isabel Pantoja, el de la ex alcaldesa Marisol Yagüe con su escolta, Emiliano Rodríguez, o el de la ex mujer de Muñoz, Mayte Zaldivar, con su novio Fernando, amoríos que han sido portadas en todas las revistas y programas del corazón.

El sumario recoge cómo Muñoz, por ejemplo, no tuvo ningún reparo en comprar joyas a su pareja. En 2003, se gastó 52.000 euros en joyas para enamorar aún más a su actual compañera sentimental o darse un capricho.

En 2005, cuando ya estaba fuera de la alcaldía y de la Diputación Provincial de Málaga, los únicos ingresos que percibió el ex alcalde -7.722 euros- fueron de Pantomar, una de las sociedades de la Pantoja. Así, la cantante correspondía a su novio por las atenciones del pasado y de paso le sacaba las castañas del fuego. El ex alcalde estuvo trabajando de camarero en Cantora, el restaurante de la tonadillera en Fuengirola, que cerró sus puertas por problemas económicos.

Las fiestas
También las fiestas en chalés privados, discotecas, hoteles y mansiones eran «vox populi» en Marbella, lo mismo que la corrupción. Todo el mundo sabía donde se celebraba un «guateque», desde los personajes llamados «casposos» y «frikis» hasta los de la «jet set» y los vinculados al poder. Tras la «operación Malaya» las fiestas continúan, pero ya con algunas ausencias significativas.

Algún concejal con problemas de drogas, amores ocultos, relaciones peligrosas, fiestas con glamour… El sumario de la «Malaya» refleja un modo de vida imposible de seguir sin ingresos «extras»

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