Fernández Ordóñez afirma que los factores demográficos sostendrán la demanda de vivienda a largo plazo

(PD/EP).- El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, indicó este jueves que aún se mantienen «importantes soportes» para el dinamismo de la demanda de vivienda a medio y largo plazo, derivados de factores sociodemográficos como la pujanza de la inmigración, la creciente incorporación de las mujeres al mercado de trabajo o la reducción del tamaño de las familias, que continuarán traduciéndose en incrementos «sustanciales» del número de hogares.

Durante su discurso anual ante el Consejo de Gobierno del Banco de España, Fernández Ordóñez indicó que estos factores sociodemográficos, que no estuvieron presentes en la fase final del anterior ciclo alcista en este mercado, permitirán que la actividad se estabilice, en esta ocasión, en niveles «más elevados» que entonces.

Precisamente, la adquisición de viviendas y el ‘boom inmobiliario’ explica, según el gobernador, una parte importante de la financiación bruta captada por familias y empresas, que creció un 35,6% y un 44,7%, del PIB en 2006, respectivamente. Así, apunta que aunque el consumo de las familias registró una tasa de crecimiento «algo menor» que en 2005, la proporción del ahorro de los hogares en relación con su renta disponible continuó cayendo.

En la misma línea, y a pesar de las condiciones financieras menos holgadas, la desaceleración del crédito a las familias fue todavía «modesta» y afectó, sobre todo, a los préstamos destinados a la adquisición de vivienda, pero no bastó para quebrar la tendencia creciente de la deuda de los hogares. En las empresas, en cambio, el aumento de los tipos de interés apenas tuvo incidencia en el endeudamiento del sector.

En cuanto a la evolución de la economía española, Fernández Ordóñez indica que el dinamismo de la actividad a comienzos del año está siendo «superior» al que se preveía a principios de 2006, dado que la recuperación del área del euro ha impulsado las ventas exteriores españolas, lo que ha permitido un «reequilibrio» entre gasto interno y exportaciones.

En este sentido, asegura que las perspectivas de la economía apuntan a una «continuidad» del dinamismo, con una «recomposición» de la estructura del gasto, gracias a una moderación de la demanda interna, particularmente en consumo e inversión residencial, y a una mejora de la contribución de la demanda exterior neta.

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