(PD).- El idilio que vivieron las inmobiliarias y la banca mientras los precios escalaban a velocidades de vértigo es cosa del pasado. Las ansias de crecer de golpe a costa de un gran endeudamiento ha pasado factura a las promotoras, que hoy están renegociando más de 16.000 millones de euros.
Ésta es sólo la cifra que arrojan las operaciones que han salido a la luz, pero los despachos de abogados son un hervidero. Por ellos ya han pasado ilustres como Colonial, Martinsa Fadesa y Habitat, que ya suman una deuda de 13.000 millones.
Los mercados adolecen de falta de liquidez. Las instituciones financieras tienen que buscar crédito en el mercado mayorista. Y cuesta hallarlo, porque los bancos internacionales creen que después de la crisis de Estados Unidos debería tocarle el turno a España.
En los años del boom las promotoras se nutrieron de líneas de crédito a corto plazo dada la voracidad de la demanda. No era complicado devolverlo.
Se pedía el dinero, la banca lo daba, se vendía todo sobre plano y se iba amortizando el crédito con lo que iba dando el comprador. Y así una promoción tras otra. La maquinaria estaba siempre en marcha.
Pero ahora la situación es distinta: las ventas están en caída libre, el mercado del suelo paralizado y las promociones sin empezar.
Ha habido un cambio drástico en la generación de ingresos. No se produce suficiente caja para hacer frente a los compromisos.
La banca ha puesto en jaque a más de una promotora, por lo que el Banco de España y el Gobierno han tendido una malla para salvarlas del concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos). Por ejemplo, la banca extranjera cedió y refinanció la deuda de Habitat presionada por los Ejecutivos central y catalán.
Pero otras, como Grupo Sánchez, Llanera, Prasi, Seop y Ereaga se han quedado en el camino y han suspendido pagos.