El millón largo de hijos mayores de 30 que nunca se va de casa de los padres

(PD).- Hay quien lo atribuye a la crisis. Otros al elevado precio de la vivienda. Abundan, incluso, los que echan la culpa al «caracterlatino» y alegan que lo mismo pasa en Italia o Grecia. El caso es que más de un millón de españoles, con edadades entre 30 y 34 años, sigue viviendo en casa de sus padres.

Según el Observatorio Joven de la Vivienda en España (Objovi), dependiente del Consejo de la Juventud, más de la mitad de los 11.335.571 españoles que tienen entre 18 y 34 años, no puede independizarse. En total, son 6.100.000 los que no están emancipados. De éstos, 3.200.000 tienen entre 18 y 24 años y 1.900.000, entre 25 y 29.

Subraya Fátima Martín en Cotizalia que otra de las nada halagüeñas de las conclusiones del Objovi es que la emancipación residencial de los jóvenes, frente a lo que había sucedido entre 2003 y 2006, cada vez avanza a pasos más cortos. En un año, el total de personas jóvenes emancipadas en España ha aumentado un 2,05%, llegando incluso a descender un 4,38% entre los menores de 25 años.

De esta manera, la tasa de emancipación de los jóvenes en España ha pasado del 45,8% del segundo trimestre de 2008 al 46,2% del tercero. Esta tasa corre el riesgo de empeorar en los próximos meses, merced a la evolución del mercado laboral, que se ceba con los más jóvenes.

En cualquier caso, este país no se ha caracterizado por facilitar la accesibilidad a la vivienda a los jóvenes, ni aún en los momentos más boyantes. En el horizonte temporal de los últimos veinte años, el mercado de la vivienda en España ha pasado por fases de fuerte expansión y fases de claro estancamiento, cuando no recesión, que han tenido un impacto directo sobre el crecimiento económico del país.

Sin embargo, de acuerdo con el Objovi, «para las personas jóvenes, estos vaivenes en el sector no han posibilitado, en ningún período, gozar de unas oportunidades óptimas para acceder a una vivienda libre en propiedad».

El 87,6% del salario de un joven

Desde finales de 1988 una persona joven en España siempre tendría que haber aportado más del 30% de su salario, la ratio máxima de endeudamiento que se considera como viable, para afrontar el pago inicial de la compra de una vivienda libre.

Si a principios de los noventa el esfuerzo financiero que supondría la adquisición de una vivienda libre hubiera superado más de la totalidad del salario neto de una persona joven, entre 1997 y 2005 éste se situó alrededor del 50%.

Desde entonces, el coste de acceso a la vivienda en propiedad ha ido ascendiendo rápidamente hasta alcanzar, en el tercer trimestre de 2008, un importe que equivaldría al 87,6% del salario neto que una persona joven trabajadora y al 54,4% de los ingresos de un hogar joven.

Una especificidad del año 2008 es que el progresivo alejamiento de la población joven de las condiciones de acceso impuestas por el mercado de vivienda no se ha producido, como era habitual a partir de 1997, por la subida en el precio de los productos inmobiliarios, sino por un endurecimiento de los requisitos exigidos para formalizar un préstamo hipotecario.

Ante este panorama, existe la alternativa del alquiler. Sin embargo, y siempre según el Observatorio Joven de Vivienda, la oferta actual no es tan holgada como la que podía existir veinte años atrás, «ni se distingue precisamente por su óptima accesibilidad económica, ni por su transparencia, ni, en ocasiones, por sus aptas condiciones de habitabilidad».

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