Son 54 millones de euros lo que deberá apoquinar el Ayuntamiento talaverano; ua cifra descomunal, inasumible para el alcalde y su corporación
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El parque más caro del mundo está en una modesta ciudad española: Talavera de la Reina. Suena a chiste pero los niños que juegan en el pequeño Parque de los Tres Olivos, en el centro de la ciudad toledana, se tiran por un tobogán que va a salirle al erario público más caro que la atracción más costosa de Disneylandia.
Y todo por el empecinamiento del Ayuntamiento socialista de la ciudad, que animado por el Plan E de Zapatero y convencido de que teniendo compañeros del PSOE en La Moncloa y un presidente de comunidad también afín ideológicamente, podía hacer -literalmente- lo que le diera la gana.
Pero no ha sido así. El pasado 17 de noviembre, el Tribunal Superior de Castilla-La Mancha condenó a este Ayuntamiento toledano a indemnizar con 54 millones de euros a la constructora a la que expropió el solar para hacer el parque.
Talavera, con un presupuesto de 61 millones, se asoma a la bancarrota por el capricho de José Francisco Rivas Cid, destacado militante socialista y desde 1999 alcalde eterno y todopoderoso.
Cuando el Gobierno Zapatero, tras negar durante muchos meses que hubiera crisis economica, anunció en 2008 su Plan E, el Ayuntamiento talaverano decidió utilizar 380.000 euros en un viejo proyecto: un parque infantil junto a la piscina municipal El Gitanillo. Exactamente en la confluencia de Francisco Aguirre con la calle Segurilla.
El alcalde Rivas Cid lo explica así:
«Era el único hueco para hacer un parque, que le hacía falta al barrio».
El caso es que en 2004 decidieron expropiar a las bravas el solar, de 2.675 metros cuadrados, a una constructora que iba a hacer allí 150 pisos, locales y plazas de garaje.
El solar siempre había sido edificable, pero el Ayuntamiento socialista lo quería convertir en zona verde.
No hubo acuerdo con Urbanizadora Constructora de Talavera, SA (Ucota), que se negaba con razón a que por decreto impusieran un «cambio de uso» a su terreno y se apoyándose en un dictamen del jurado regional de expropiaciones, valoraron el solar en tres millones de euros.
La empresa Ucota, que demandaba 27 millones, recurrió al TSJ. Ahora hay veredicto y a esa enorme cantidad, la sentencia suma un 25% por un error administrativo en la expropiación y añade los intereses.
En total, son 54 millones de euros lo que deberá apoquinar el Ayuntamiento talaverano. Una cifra descomunal, inasumible para el alcalde y su corporación, que han anunciado un recurso ante el Supremo.
Tal como pintan las cosas, tendrán que negociar y la broma les va a salir por un pico. Eso, en el caso de que la constructora no se empeñe en ir hasta el final y haga quebrar a la ciudad. Que todo puede pasar.