Pero, empecemos por el principio. Durante el primer trimestre, todo parecía estable y normal, tanto en lo referente al alquiler, como a la compra. Parecía que los precios de compra – venta, tras un ciclo alcista post-crisis, se estabilizaban y, con esa estabilización, también lo hacían los alquileres.
Sí se hablaba de los altos precios de alquiler en ciudades como Madrid y Barcelona (especialmente en el centro de estas ciudades), debido a la influencia, cada vez mayor, de las viviendas que se destinaban a pisos turísticos. En este sentido, el debate de la vivienda se estaba centrando en la regulación de estos espacios para evitar que el precio del alquiler se incrementara demasiado como para que cualquier ciudadano accediera a un piso de alquiler.
Bloqueo total
El estallido de la crisis sanitaria en marzo provoca una especie de período de hibernación a todos los niveles, en la que se frenan la práctica totalidad de las operaciones. Y este parón dura hasta mayo, momento en el que se retoman de nuevo la mayoría de operaciones y aparecen nuevas operaciones, directamente relacionadas con el confinamiento.
¿Influye el confinamiento en el mercado inmobiliario? Sí y, además, de manera directa. Los tres meses de encierro provocaron que muchas personas detectaran nuevas necesidades que sus actuales viviendas no podían cubrir.
Se disparan las búsquedas de nuevas viviendas
En apenas un mes, los españoles se dieron cuenta de las necesidades que surgían al pasar las 24 horas del día en su casa y las búsquedas de vivienda, por ejemplo, con balcón y jardín se dispararon en un 40%.
A finales de año, ya en el mes de noviembre, los españoles ya habían sacado unas conclusiones más certeras sobre lo que necesitaban de su vivienda. Además de disponer de un espacio exterior, también precisaban de un lugar para poder teletrabajar, o un espacio en donde los niños pudieran jugar. Para muchas personas, sus casas se habían quedado pequeñas.
También en ese momento, dos tercios de los españoles deseaban cambiar de casa, aunque les frenaba la disponibilidad económica o les frenaba el papeleo, pero un 25% de los españoles había decidido cambiar de casa.
El mercado se estabiliza
En España se prioriza la compra por encima del alquiler, porque se entiende como una inversión de futuro. Nueve de cada diez ciudadanos prefiere esta opción para su vivienda porque entiende el alquiler como una opción transitoria y, las personas que alquilan, dicen hacerlo por dos motivos principales: no pueden permitirse la inversión de una compra, o que la opción del alquiler les permite una mayor movilidad.
Lo cierto es que, el último trimestre de 2020 supuso una reactivación de las operaciones de compra – venta que compensaron lo sucedido en el segundo trimestre. Finalmente el mercado experimentó un leve descenso del 1,1% en las operaciones, según fuertes del Instituto Nacional de Estadística.
Consecuencias del freno de contratos
Con todo lo visto, los resultados finales de 2020 nos permiten sacar algunas conclusiones. La primera de todas, es que las personas que ya habían iniciado un proceso de compra, debieron aplazarlo hasta que se pudieron relajar las medidas de confinamiento; y, la segunda, es que fueron numerosas las personas que, tras el confinamiento, decidieron cambiar de vivienda.
En este sentido, destacar los contratos en el mercado de compra – venta a principios de año, cuando las personas que habían firmado un contrato de arras entre finales de 2019 y principios de 2020 consultaban de qué manera renegociar los precios, postergar o incluso desistir de la compra sin penalizaciones.
Respecto al alquiler, la pandemia ha provocado que la oferta de viviendas en alquiler se haya incrementado en más de un 60% en ciudades como Madrid y Barcelona, debido a la incorporación de los pisos en alquiler vacacional al mercado. Algo que es muy lógico, puesto que la mayoría de propietarios de estos espacios son particulares y buscan rendimiento.
Cómo queda el mercado para 2021
Con todo lo expuesto, es difícil concretar qué pasará en el mercado en este año. Se habla de que, a partir del segundo semestre, se regularizará y, probablemente, se acabe experimentando un crecimiento de la compra – venta. Un factor importante es que muchas personas y familias han experimentado un incremento del ahorro importante, que probablemente pueda permitirles pensar en adquirir una vivienda.
Respecto al alquiler, es muy probable que las viviendas que estaban destinadas a un uso turístico vuelvan a su “normalidad”, aunque también hay que pensar en que las que se han alquilado, tendrán un contrato en vigor que impide que puedan volverse a poner en el mercado vacacional.