Mudarse de casa o reformar la presente se ha convertido en uno de los mayores desvelos durante los años de la pandemia. Así, a raíz del primer confinamiento, infinidad de familias han decidido coger el portante y trasladarse a un nuevo hogar. Algunos incluso han picado más alto y se han afincado en otro municipio o región aprovechando las ventajas del teletrabajo.
De hecho, mudarse a la España vaciada fue una de las aspiraciones de infinidad de ciudadanos que gracias al trabajo remoto podían dar un giro radical a sus vidas. No obstante, la falta de infraestructuras y telecomunicaciones siguen haciendo mella en estos pueblos.
Tampoco podemos olvidar que el retroceso del teletrabajo, que no ha llegado a implantarse con éxito, ha favorecido que muchos de estos convencidos hayan tenido que recular y regresar a la ciudad. En suma, este deseo de una vida más campestre ha perdido fuelle durante el último año y la oferta inmobiliaria de las grandes ciudades vuelve a concentrar el interés.
No obstante, siempre habrá municipios que sean un término medio y que, por lo tanto, ofrezcan lo mejor de las ciudades y la ansiada tranquilidad de los pueblos. En este perfil encajan perfectamente localidades como Colmenar Viejo que se encuentra muy próxima a la capital madrileña, pero que también es capaz de brindarnos naturaleza a manos llenas y una vida ajena a las aceleradas ciudades.
Tanto es así que la obra nueva de Colmenar Viejo está siendo una de las más solicitadas entre quienes pretenden abandonar la ciudad para afincarse en un entorno más natural, pero sin que ello suponga realizar fuertes renuncias. No en vano, hablamos de una ciudad de poco más de 50.000 razones que muestra un crecimiento sostenido en los últimos años.
En concreto, hablamos de una localidad enclavada en la cuenca del Manzanares y en cuyas proximidades encontramos espacios como La Pedriza, el Pantano de Santillana, el Embalse de Pedrezuela o El Yelmo… Además, está repleta de servicios y una infraestructura de conexiones, gracias a los trenes de Cercanías, que nos ponen a tiro de piedra el bullicio de la capital.
Otro aspecto que los nuevos vecinos ponen sobre la mesa es su apabullante oferta formativa que va desde los indispensables centros de educación infantil y primaria, hasta secundaria y los campus universitarios.
Aunque es cierto que muchos han regresado con gusto a una gran ciudad como Madrid, otros lo han hecho a regañadientes. Por este motivo, recurrir a opciones intermedias como Colmenar Viejo parece que ayuda a sobrellevar mejor el retorno.